La comunidad católica, incluyendo altas autoridades eclesiásticas y civiles, se congregó para rendir tributo al cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá y tres veces presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana. En una emotiva carta, el Papa Francisco también expresó su condolencia y gratitud, encomendando al fallecido cardenal a la protección de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá y destacando su incansable labor pastoral.
El Santo Padre asegura haber recibido la “triste noticia” del fallecimiento del cardenal de 91 años y expresa su pésame “a todos los miembros de esa Iglesia Particular, a los familiares y a cuantos participan en el rito exequial”.
“Mientras ofrezco sufragios por el eterno descanso de este abnegado pastor que con su dedicación y trabajo ofreció su vida por el bien de la Iglesia, lo encomiendo a la materna intercesión de la Virgen de Chiquinquirá”, se lee en el telegrama difundido desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede este miércoles.
El Seminario Conciliar de Bogotá fue el primer lugar de oración y recuerdo, donde los restos del cardenal fueron velados en cámara ardiente desde el martes 16 de abril. Al día siguiente, una solemne procesión trasladó su cuerpo a la Catedral Primada de Colombia, escenario de la Santa Misa Exequial que congregó a una multitud de fieles.
Presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, la ceremonia no solo fue un adiós, sino también una celebración de la vida y obra del cardenal Rubiano. Durante la homilía, se destacaron las numerosas contribuciones del homenajeado, incluyendo las ordenaciones episcopales de destacadas figuras como los obispos Alfonso Cabezas Aristizábal y Fernando Sabogal Viana, entre otros.
El legado del cardenal Rubiano, marcado por su profundo compromiso con la Iglesia y su comunidad, deja una huella indeleble en la historia eclesiástica de Colombia, testimoniando una vida de servicio dedicada al bienestar espiritual y social de sus fieles.
Fuente: Arquidiócesis de Bogotá
Fuente: Aciprensa
