Vie. May 3rd, 2024

Dos días después de que un hombre desnudo irrumpiera en el altar mayor de la Basílica de San Pedro, en un acto escandaloso que violó la seguridad del lugar, el arcipreste de la basílica llevó a cabo el sábado un rito penitencial, como lo exige el derecho canónico en casos de profanación de lugares sagrados.

El incidente ocurrió el 1 de junio, cuando la basílica estaba a punto de cerrar. Un hombre de nacionalidad polaca se aproximó al altar mayor, se desnudó rápidamente y se subió al altar. Las imágenes publicadas en Internet mostraban las palabras «Salvad a los niños de Ucrania» escritas con rotulador en su espalda.

Según informó la cadena aliada Vatican News, cuando los agentes de la Gendarmería Vaticana se acercaron, el hombre no ofreció resistencia, sino que colaboró para que lo condujeran a la comisaría de policía del Vaticano. Tras verificar su identidad, fue entregado a la policía italiana de acuerdo con el Tratado Italia-Santa Sede, se emitió una orden de expulsión y se le ordenó abandonar el territorio italiano.

El altar mayor de la basílica, conocido como el Altar de la Confesión, es el lugar donde el Papa celebra la Misa. Está situado sobre la Tumba de San Pedro y está coronado por el impresionante baldaquino barroco de bronce esculpido por Gian Lorenzo Bernini.

El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica, presidió el rito penitencial que tuvo lugar el sábado al mediodía, hora de Roma. También participaron los canónigos del Capítulo de la Basílica Papal de San Pedro y varios fieles, según informó Vatican News.

Durante el acto de reparación, el cardenal señaló que «es la estructura del pecado la que condiciona los corazones y las mentes de las personas». Agregó que esta estructura de pecado alimenta las guerras y está presente en nuestra sociedad.

Refiriéndose a la profanación ocurrida el 1 de junio, el cardenal afirmó que fue esta «estructura de pecado» la que llevó al hombre a realizar un gesto inapropiado y deplorable.

«Estamos aquí para decirle al Señor que reconocemos que esta estructura de pecado condiciona las acciones del pueblo de DIOS. Señor, te pedimos perdón, purifícanos», expresó Gambetti.

Luego de recitar el Credo, el cardenal bendijo el agua y la esparció sobre el altar como señal de purificación. Posteriormente, dos monjas vistieron el altar con un mantel, velas, flores y un crucifijo.


Fuente: Infocatólica