la Diócesis de Pasto marcó un hito crucial en su Sínodo Pastoral Diocesano, una travesía espiritual que comenzó el 16 de marzo de 2023. Esta etapa culminó con una asamblea diocesana donde la comunidad católica local se reunió para compartir, escuchar y discernir juntos. Este sínodo, programado hasta 2024, se enfoca en los pilares fundamentales de escuchar, discernir y decidir, con el objetivo de fortalecer su proceso evangelizador y enfrentar los desafíos contemporáneos.
Presidida por monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de la diócesis, la asamblea fue un espacio de oración diaria y reflexión. La Comisión de Liturgia y Espiritualidad colaboró estrechamente para infundir una espiritualidad de comunión en todo el evento. Durante estas jornadas, diversos símbolos adquirieron significado: la barca, representando la fe en la comunión, se convirtió en el vehículo espiritual para navegar los mares de las realidades locales. Además, el mar y las tormentas simbolizaron los desafíos cotidianos que enfrenta la comunidad.
El padre Milton Andrés Delgado Díaz, Rector del Santuario Nuestra Señora de La Merced, explicó el simbolismo de la barca: “Es el elemento que permite hacer un viaje espiritual y navegar en los mares de nuestras realidades, recordándonos que, incluso en medio de las tormentas, tenemos la presencia de Dios, quien nos dice: ‘No tengan miedo, yo estoy aquí'».
Ana Alexandra Rendón, representante de la parroquia San Juan Bautista de Taminango, compartió su experiencia: “Mi participación ha sido enriquecedora. Hemos estado al lado de los sacerdotes, laicos y el obispo, escuchando charlas sobre espiritualidad, comunión y misión, para tratar de mejorar nuestra Iglesia y vivir en comunión”.
Este evento no solo fortaleció la orientación espiritual de la comunidad, sino que también tejió vínculos más estrechos entre los fieles. La asamblea fue más que un encuentro; fue un paso significativo hacia el futuro, donde la fe y la acción comunitaria se entrelazan, guiando así a la Diócesis de Pasto en su viaje sinodal.
Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia
