Sáb. Abr 27th, 2024

En la ocasión del Día Internacional de la Mujer, una fecha que resalta la importancia de los derechos femeninos y sus logros a través de la historia, diversas figuras femeninas destacadas dentro de la comunidad católica comparten sus perspectivas sobre el significado de ser mujer en el contexto actual.

Frida Espinosa, cofundadora de Juventud y Vida (JUVI) en México, describe ser mujer católica hoy como un desafío ante la influencia de múltiples ideologías. Resalta la relevancia de la Iglesia y sus enseñanzas, así como el ejemplo de las santas, para comprender y vivir plenamente la feminidad.

Por su parte, Mayra Rodríguez, exdirectora de Planned Parenthood y defensora de la vida, considera que vivir la fe católica femenina en la actualidad es navegar por aguas turbulentas, enfrentándose a una cultura que desvaloriza el rol tradicional de la mujer en la familia y promueve una equiparación con el hombre en aspectos donde la distinción de género es fundamental.

María Lourdes Varela, directora de 40 Días por la Vida para Iberoamérica, enfatiza el dilema de la mujer moderna entre las exigencias profesionales y las responsabilidades familiares. Invita a las mujeres a priorizar la familia y a encontrar en su entorno laboral oportunidades para evangelizar y promover la vida eterna.

Estas reflexiones invitan a una profunda consideración sobre el papel de la mujer católica en la sociedad, destacando la importancia de abrazar y profundizar en la identidad femenina desde una perspectiva de fe, servicio y misión.

Discípulas misioneras, como María Magdalena

La Hna. Silvia Somaré, religiosa argentina, tomó la inspiración de María Magdalena, “una mujer que camina en la oscuridad, una mujer que rompe el paradigma”, destacó, cuando va a buscar a Jesús “movida por su discipulado, movida por su pasión… movida por el amor”.

“Es una mujer intuitiva”, señaló también, “es una mujer que busca, y eso es un discipulado… Es una mujer discípula”.

“Y, por otro lado, es una mujer misionera, porque cuando se encuentra con Jesús tiene esa sintonía de escuchar su nombre, de comprender su nombre y después salir raudamente, también en contra de los paradigmas y sin tener miedo, porque ella tenía que comunicarle esta noticia, nada más y nada menos que a los apóstoles”, relató.

“Ella sale llevada por la buena noticia, llevada por el mensaje de Jesús, así que es una mujer totalmente misionera que sale a proclamar esta buena noticia sin medir”.

“Me parece que hoy en día una gran inspiración para la mujer católica es María Magdalena, discípula y misionera, y hoy, concretamente en lo que estamos viviendo, me parece que estamos llamadas a ser puentes entre las diferentes realidades”, consideró.

En ese sentido, animó a “ser puentes y también ser mujeres en salida, ir más allá de los paradigmas, ir más allá de nuestras fuerzas, ir más allá de nuestras posibilidades, tras el mandato de Jesús, tras el amor de Jesús, tras una humanidad más humana”.

“Ser discípulas misioneras, ser puentes, ser mujeres en salida y ser humanizadoras en búsqueda de la fraternidad, en búsqueda de la comunión, entre nosotros y con Dios”, resumió la religiosa.

Ser mujer católica es vivir en plenitud la identidad femenina

Sara Larín, fundadora de la Fundación VIDA SV de El Salvador y consultora en educación afectivo-sexual, consideró que ser mujer católica hoy en día “significa vivir en plenitud la identidad femenina de acuerdo al plan de Dios y desmitificar la idea de que exista un feminismo bueno al que las mujeres católicas se puedan adherir”.

Desde su punto de vista, “se debe de defender la dignidad de la mujer a secas, desde la promoción de los valores católicos, sin ayuda de ningún feminismo”. 

“La mujer católica entonces debe, como dijo San Juan Pablo II, ‘recordar que aunque la mujer sea igual al hombre por su dignidad y su valor, la mujer no puede ser una copia del hombre, por estar dotada de cualidades propias que le confieren una peculiaridad autónoma’”, subrayó.

Entre esas cualidades, Larín destacó “la maternidad y el papel de cuidadoras, un rol que solo sabremos desarrollar en profundidad teniendo a la Santísima Virgen María como modelo del papel de la mujer en la sociedad, meditando en la respuesta que dio al Señor cuando desde una actitud de servicio y disponibilidad dio su consentimiento para colaborar con Él en su plan divino”. 

“El ejemplo de María ciertamente no encaja con las reivindicaciones de orgullo, ambición, victimización y rencor en las que se encuentra fundado el feminismo”, advirtió.

Refiriéndose a la Virgen, destacó su docilidad: “Ser dócil es un signo de fortaleza, no es fácil ceder y permitir que Dios nos guíe, por eso la Virgen para mí es la más humilde y la más grande de todas a la vez”, concluyó.