Sáb. Abr 27th, 2024

En una clara muestra de repudio a los hechos violentos ocurridos en la madrugada del pasado domingo 2 de julio en Caldono, el arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, emitió un comunicado en el que lamenta y condena enérgicamente el atentado contra el diácono Fredy Muñoz y el laico Eider Bototo.

Según las declaraciones del prelado, este acto violento refleja la grave degradación del conflicto en la región y pone de manifiesto las heridas que sufre la sociedad civil del Cauca. Aunque, por fortuna, las lesiones sufridas por los miembros de la Iglesia no ponen en peligro sus vidas, son un triste reflejo de la violencia armada que viola flagrantemente el Derecho Internacional Humanitario.

Monseñor Sánchez expresó el firme compromiso de la Iglesia Católica colombiana en la búsqueda de la reconciliación y la paz en el país. Ante estos lamentables sucesos, enfatizó la necesidad de redoblar los esfuerzos para construir un futuro libre de violencia. «Cada acto violento en nuestros territorios nos exige un mayor compromiso en este propósito; no podemos seguir posponiendo este profundo anhelo», añadió el arzobispo.

La comunidad religiosa y los feligreses de la Parroquia San Lorenzo de Caldono se han unido en oración por la pronta recuperación de los afectados y han manifestado su solidaridad ante este acto de violencia. Asimismo, han reafirmado su compromiso de seguir trabajando por la paz y la justicia en la región.

Las autoridades competentes se encuentran investigando los hechos para dar con los responsables de este ataque y garantizar que se haga justicia. La comunidad espera que este caso no quede impune y que se tomen las medidas necesarias para evitar que hechos similares ocurran en el futuro.

El llamado a la reconciliación y la construcción de la paz sigue resonando en el Cauca, y la Iglesia Católica, junto con otros actores sociales, reafirma su compromiso en esta tarea fundamental para el bienestar de la sociedad.


Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia