Vie. Abr 26th, 2024

El padre Jaime Iván Montesinos Sauceda, perteneciente a la diócesis de Matagalpa, ha sido detenido por las autoridades nicaragüenses bajo la acusación de cometer actos que supuestamente atentan contra la independencia y la integridad de la nación, siendo acusado de traición. Sin embargo, diversas organizaciones han denunciado estas acusaciones como falsas y parte de una estrategia destinada a reprimir y silenciar a la Iglesia en el país.

En el contexto de la creciente represión por parte del régimen sandinista del presidente Daniel Ortega contra la Iglesia Católica y los opositores políticos, las autoridades policiales de Nicaragua han arrestado a otro sacerdote. El padre Jaime Iván Montesinos Sauceda, quien desempeñaba su labor pastoral en la parroquia de San Juan Pablo II de la diócesis de Matagalpa, fue detenido la noche del martes 23 de mayo mientras se desplazaba por una carretera que conduce al municipio de Esquipulas.

Según un comunicado oficial emitido el jueves, el sacerdote es considerado «sospechoso» de cometer actos que atentan contra la independencia e integridad de la nación y será llevado ante un juez para enfrentar cargos de «traición a la patria». Estas acusaciones, al igual que en casos anteriores de detenciones de sacerdotes en Nicaragua en los últimos meses, se basan en disposiciones de la Ley para la Defensa de los Derechos de los Pueblos a la Independencia, Soberanía y Autodeterminación para la Paz, promulgada en 2020.

Sin embargo, es importante destacar que la acusación contra el padre Montesinos Sauceda ha sido cuestionada, ya que se ha alegado que las pruebas presentadas son insuficientes y que se trata de una estrategia habitual para desacreditar a la Iglesia Católica. En el informe policial se afirma que el sacerdote fue encontrado actuando de forma sospechosa, en estado de embriaguez y en compañía de una mujer joven dentro de una furgoneta estacionada en el arcén de la carretera. Este tipo de acusaciones falsas se han convertido en una táctica recurrente para denigrar a los sacerdotes detenidos y socavar la credibilidad de la Iglesia.

Este lamentable suceso se suma a una preocupante tendencia, ya que el padre Montesinos es el tercer sacerdote detenido en tan solo una semana en Nicaragua, según ha confirmado Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN). La Diócesis de Estelí también ha informado que los padres Eugenio Rodríguez y Leonardo Guevara Gutiérrez están siendo investigados por las autoridades policiales. Estos casos se suman a la creciente lista de clérigos y religiosos católicos que han sido acosados, expulsados o injustamente encarcelados. Un ejemplo es el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien fue condenado a 26 años de prisión por un tribunal de Managua el 10 de febrero, despojado de su ciudadanía y multado, acusado de traición a la patria, atentado contra la integridad nacional y difusión de noticias falsas. Actualmente, el obispo Álvarez se encuentra detenido en la cárcel de seguridad La Modelo.

Ante estos hechos, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha denunciado en un comunicado difundido el viernes que se está presenciando un claro intento de silenciar a la Iglesia en Nicaragua. En un contexto de deterioro político y social, el papel de la Iglesia como promotora de paz y reconciliación se ha visto transformado en represión, acusaciones infundadas, detenciones injustas y penas de prisión sin justificación alguna, señaló la fundación.

Las relaciones entre el Gobierno de Nicaragua y la Iglesia católica han sido tensas desde abril de 2018, cuando una ola de protestas contra el régimen fue brutalmente reprimida por las autoridades nicaragüenses. Estas tensiones se han intensificado aún más tras las polémicas elecciones de 2021, que confirmaron a Daniel Ortega en otro mandato presidencial. El líder sandinista ha acusado repetidamente a los obispos e incluso al Vaticano de conspirar en su contra, a pesar de los esfuerzos de la Iglesia por mediar en las protestas de 2018.

Desde el estallido de la crisis, las autoridades nicaragüenses han detenido a varios sacerdotes, expulsado a misioneros, clausurado radios y universidades católicas, y prohibido procesiones y peregrinaciones. En 2019, el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, se vio obligado a exiliarse, y en marzo de 2022, el nuncio apostólico en Nicaragua, el arzobispo Waldemar Stanislaw, fue expulsado como «persona non grata». Además, en marzo de este año, Ortega ordenó el cierre de la nunciatura vaticana en Managua y de la embajada de Nicaragua ante el Vaticano en Roma.

Las iglesias también han sido objeto de numerosos ataques y profanaciones, con un total de 90 registrados solo en este año, según informes de la Agencia Fides. Recientemente, se reportó que una capilla en el departamento de Masaya sufrió una profanación en la que el Santísimo Sacramento fue profanado. En su informe titulado «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?», la abogada nicaragüense Martha Patricia Molina documentó 529 ataques desde 2018, alcanzando un récord de 161 incidentes en 2022. Estas cifras evidencian una creciente hostilidad hacia la Iglesia en el país.

En conclusión, la detención del padre Jaime Iván Montesinos Sauceda se enmarca en una serie de acciones preocupantes contra la Iglesia en Nicaragua. Las acusaciones presentadas contra él son cuestionadas por diversas organizaciones, que las consideran parte de una estrategia para reprimir y silenciar a la Iglesia. Es fundamental que se respeten los derechos humanos y se garantice la libertad religiosa en Nicaragua, promoviendo un diálogo inclusivo y respetuoso entre el Gobierno y la Iglesia para buscar soluciones pacíficas a los desafíos que enfrenta el país.


Fuente: Infocatólica