Jue. Abr 25th, 2024

«¿Cómo confesarse?» es una pregunta frecuente. Nos preguntamos esto porque sabemos que la confesión es un sacramento muy, muy importante. Es un motivo para dar muchas gracias a DIOS por habérnosla dejado, ya que nos permite arrepentirnos de nuestros pecados y recibir su perdón.

Como dijo san Agustín:

«En la confesión, somos lavados y purificados por la sangre de Cristo. Somos renovados y restaurados en la imagen de DIOS» (Confesiones, Libro 10).

Sin embargo, no es poco común ver que quienes se acercan por primera vez a la confesión le «tienen miedo». Incluso, quienes ya llevan mucho tiempo confesándose, pueden sentir «vergüenza» de acudir a ella.

Por eso, te comparto algunos consejos que serán útiles para ti si hace mucho no te confiesas, o si eres catequista y quieres enseñar a tus alumnos cómo confesarse, o si es la primera vez que acudirás a este sacramento.

Para empezar… ¿qué es la confesión?

El Papa Francisco dice que «el sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación. Cuando yo voy a confesarme es para sanarme, curar mi alma, sanar el corazón y algo que hice y no funciona bien».

Confesarnos es importante porque nos permite reconocer nuestros errores y arrepentirnos sinceramente de ellos. Al confesarnos, recibimos el perdón de DIOS a través del sacerdote, y también tenemos la oportunidad de reparar los daños causados por nuestros pecados. Además, la confesión nos ayuda a crecer en humildad y a fortalecer nuestra relación con DIOS.

El Papa Francisco también nos recordó, en una audiencia general, que:

«El perdón de nuestros pecados no es algo que podamos darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono los pecados. El perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, es un don del Espíritu Santo».

¿Cómo confesarse? Primer paso: el examen de conciencia

Antes de ir a confesarse, es importante tomarse un tiempo para reflexionar sobre nuestros pecados y arrepentirnos sinceramente de ellos. Podemos considerar nuestras acciones a partir de un examen de conciencia, para identificar aquellas que pudieron ofender a DIOS y así distinguir los pecados veniales y los graves.

Te ayudará tener un espacio diario, cada día, donde en un par de minuto examines cómo te has comportado durante el día. Eso te ayudará a que cada vez te confieses mejor, más claro, más conciso.

Recuerda: «La confesión es un acto de honestidad y coraje: reconocer nuestros pecados nos lleva a la humildad y a la verdadera contrición», san Juan Pablo II (Catecismo de la Iglesia Católica, 1456).

Paso 2: Dolor de los pecados y propósito de enmienda

cómo confesarse

Después de hacer el examen de conciencia, nos arrepentimos por los pecados que hemos cometido. Este dolor debe ser sincero y estar acompañado del propósito de no volver a cometer esos pecados. Este propósito de enmienda debe estar acompañado de un esfuerzo por crecer en las virtudes y evitar nuevas ocasiones de pecado.

Recuerda: «La confesión es el sacramento de la humildad. A través de ella, el hombre se reconoce a sí mismo como pecador y se acerca a DIOS para recibir su perdón», san Josemaría Escrivá (Camino, 57).

Paso 3: la confesión de los pecados

Una vez que hemos preparado nuestro corazón, debemos buscar un sacerdote y un confesionario. En algunas iglesias, se puede hacer una cita para confesarse, mientras que en otras se puede confesar antes o después de la misa.

Así será la confesión:

  1. Al entrar al confesionario o acercarte al sacerdote que se encuentra confesando, haces la señal de la Cruz. Puede ser que el sacerdote te salude diciendo «Ave María Purísima», a lo que responderás «Sin pecado concebida». También puede ser que recite un pasaje breve de las escrituras o rece algo como “El Señor esté en tu corazón para que puedas confesarte humildemente de tus pecados”.
  2. Indicas cuánto tiempo ha pasado desde tu última confesión (días, semanas, meses o años). Si ha pasado mucho tiempo, ¡no te preocupes! Puedes comentárselo al sacerdote y él te ayudará a confesarte mejor. También puedes indicarle si estás soltero, casado o cuál es tu estado de vida. Eso ayudará al confesor a entender mejor tus circunstancias y, de nuevo, ayudarte más.
  3. Confiesas tus pecados: dices “Me acuso de…” y comienzas primero por los pecados mortales y luego los veniales. Es necesario confesar todos los pecados graves, no es necesario confesar todos los pecados veniales (pero es bueno hacerlo, para obtener la gracia que te ayudará a combatirlos y para escuchar los consejos del sacerdote).
  4. Cuando acabes de enumerar tus pecados, el sacerdote puede hacerte algunas preguntas (si es necesario, para comprender mejor lo que no haya quedado claro o para aconsejarte mejor) o te dirá algunas palabras para ayudarte a luchar contra aquello en lo que habitualmente caes.
  5. El sacerdote te dará una penitencia que ofrecerás en reparación por tus pecados.
  6. El sacerdote recitará unas palabras de absolución, a las que responderás “Amén”.

¿Y cómo confesarse mejor4 características importantes

Intenta que la confesión sea breve, concreta, concisa, completa. Es decir: decir cuál fue el pecado, sin añadir excusas, sin usar frases muy abstractas y poco precisas, sin comenzar a excusarte, añadir descripciones largas o innecesarias (de manera que quede poco claro dónde estuvo el pecado) y sin callar ningún pecado grave.

Recuerda: «La confesión es el medio por el cual recibimos la misericordia de Dios y somos restaurados a la comunión con Él», santo Tomás de Aquino (Summa Theologica, Tercera Parte, Pregunta 84, Artículo 3).

Paso 4: Rezar la penitencia dada por el sacerdote

Cuando el sacerdote nos da la penitencia, debemos aceptarla y rezarla después de salir del confesionario. ¡Te recomiendo rezarla pronto! Porque es fácil olvidarnos luego, si no la hacemos en ese momento.

La penitencia puede incluir oraciones, obras de caridad o cualquier otro acto que nos ayude a reparar los pecados cometidos.

«La confesión es el tribunal de la misericordia de DIOS, donde el Señor nos espera para perdonarnos», san Pío de Pietrelcina (Carta a su director espiritual, 13 de abril de 1913)

«La confesión es un acto de amor a DIOS, que nos espera con los brazos abiertos para perdonarnos y restaurar nuestra amistad con Él», san Francisco de Sales (Introducción a la vida devota, Parte III, Capítulo 11).


Fuente: Catholic link