Mié. May 1st, 2024

La inminente llegada de la temporada de las Novenas de Navidad despierta la anticipación en los corazones de los colombianos, marcando una de las tradiciones más arraigadas y significativas en el país. Desde el 16 hasta el 24 de diciembre, esta costumbre católica une a familiares, amigos y colegas en una celebración que combina lo devocional, lo pedagógico y lo festivo.

La Novena de Navidad en Colombia emerge como un legado invaluable, extendiendo sus gozos a lo largo y ancho del país para conmemorar el nacimiento del Niño Jesús. Más allá de su propósito religioso, esta práctica anual infunde sabiduría, reaviva la esperanza y convoca a la unidad en una mezcla única de espiritualidad y festividad.

En una entrevista exclusiva, el padre Raúl Ortiz Toro, director del departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ofrece una mirada profunda sobre el significado e historia de esta tradición arraigada desde el siglo XVIII. Revela la conexión íntima que los colombianos mantienen con esta novena, destacando su singularidad en comparación con otras celebraciones navideñas alrededor del mundo.

El padre Raúl explica que hace más de dos siglos, un fraile franciscano, Fernando de Jesús Larrea, proveniente del territorio que hoy es Ecuador y parte del Virreinato de la Nueva Granada, introdujo en Colombia la tradición de la Novena de Navidad. Durante nueve días, recorrió regiones que actualmente conforman los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Cundinamarca y Santander, sembrando oraciones y gozos que formarían el alma de esta celebración navideña.

El legado de la Novena pasó a manos de María Clemencia Caycedo, precursora de la educación femenina en Colombia, fundadora del Colegio La Enseñanza en Bogotá en 1783. La institución se convirtió en guardiana de esta tradición, mientras que la versión más destacada de la Novena fue reeditada por la Madre María Ignacia, conocida como Bertilda Samper, y aprobada en 1919 por el arzobispo de Bogotá, Bernardo Herrera Restrepo, consolidando así esta práctica ancestral.

Dentro de la Novena, los doce gozos son estribillos cautivadores que entrelazan pasajes bíblicos y espiritualidad. El padre Ortiz explica que cada gozo sumerge a los fieles en la riqueza de la Sagrada Escritura, desde la llamada a la sabiduría divina hasta la alabanza como llave de David, reflexionando sobre la venida del Mesías y la expectativa de su regreso, trascendiendo lo terrenal y llevando a la glorificación al Señor.