Vie. Abr 26th, 2024

Durante la pascua de Resurrección, la celebración más grande de la fe cristiana, Monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado colombiano invitó a pedir al señor que “quite de nosotros la levadura del pecado, de la mentira, de la injusticia y renueve nuestra vida personal, familiar, social. Haga de nosotros panes ázimos de sinceridad y verdad”.

 

En medio del gozo de la resurrección, del triunfo del amor y de la esperanza sobre la muerte, el prelado señaló cuatro verdade para nuestra vida:

 

  1. El Señor Resucitado acompaña nuestro camino: Nuestro país, la humanidad puede estar triste, pero el Resucitado no se va, siempre nos acompaña, desde el nacimiento hasta la muerte natural.
  2. El Señor Resucitado dialoga, escucha, se interesa por nosotros: Permanece cerca, nos acompaña en el camino e ilumina con las Escrituras.
  3. El Señor Resucitado es cercano: En la Eucaristía reconocemos al Resucitado y Él se hace presente en medio de nosotros. Cada Eucaristía es presencia del Resucitado, del triunfo sobre el pecado y la muerte; es presencia del Dios vivo, del Dios hermano, del Dios con nosotros.
  4. El Señor Resucitado nos renueva a todos: El encuentro con el Señor Jesús nos renueva en la alegría, en la vida comunitaria, en la misión. “Volvamos al reencuentro, porque la vida cristiana se vive en comunidad (…) Nos lleva a vivir nuestra condición de misioneros testigos de que Jesús pasó haciendo el bien; lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día. Nos encargó predicar al pueblo y dar testimonio”

 

Finalmente, monseñor Rueda exhortó a orar por la renovación de la gracia bautismal y para que la iglesia sea un fermento que ayude a combatir los signos de muerte y de pecado presentes en la humanidad.

 

Acogió a Colombia y al mundo al amparo maternal de María Santísima e insistió en la importancia de cultivar la sinceridad y la verdad, que nos lleva a:

 

- Pasar del orgullo a la humildad.

- Reconocer que necesitamos de Dios y de los hermanos.

- A encontrar los caminos de la amistad social.

- A cultivar el diálogo para solucionar los conflictos

- A salir de la crisis de la agresión verbal y el engaño.

Previo a la bendición final, con la lectura del decreto de la Penitenciaría Apostólica, se dio apertura al año Jubilar por el bicentenario de la consagración de la Catedral Primada de Bogotá (1823 - 2023).

 

 

Fuente: Conferencia Episcopal de colombia

Redacción Natalia Monroy