Vie. Abr 26th, 2024

Santa María Goretti fue una chica que por no dejarse violentar fue asesinada. Ella tenía claro la belleza de la castidad, la había vivido desde chica. Fue beatificada el 27 de abril de 1947 y canonizada el 24 de junio de 1950. La pureza es posible aún en estos tiempos tan erotizados. La oración es una fuente de fuerza que nos ayuda a conseguirla. Como dice san Josemaría: la santa pureza la da Dios cuando se pide con humildad.

En su homilía, el Santo Padre Papa Pío XII la llamó “la pequeña y dulce mártir de la pureza» y subrayó que, si bien “no todos estamos llamados a sufrir el martirio”, sí estamos llamados a buscar y conseguir la virtud cristiana, que exige un diligente y continuo esfuerzo hasta la muerte.

Santa María Goretti ayúdanos a definir la pureza

Primero definamos el término pureza, creo que podemos estar de acuerdo en que es el estado en el que los deseos y comportamientos sexuales se encuentran en perfecta armonía con tus ideales más altos. Por lo tanto, la impureza sería, el estado en que los deseos y acciones traicionan esos ideales altos. No es posible tener es este sentido una “pureza 100% perfecta”, ya que sería imposible evitar absolutamente todos los deseos contrarios a nuestros ideales.

Educar los sentimientos

La castidad no es una represión de las tendencias sexuales, sino la virtud que hace que la persona pueda integrar rectamente la sexualidad en sí misma y en las relaciones con los demás, ordenándose al amor verdadero. Y es que la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona. La castidad es un gran “sí” al significado verdadero del sexo, a la bondad de ser creado como masculino y femenino en la imagen de Dios. La castidad no es represiva. Al contrario, libera totalmente. Evita la tendencia egoísta de utilizar los otros para la gratificación personal y nos permite amar a los otros como Cristo nos ama. La impureza hace que vayamos hacia atrás en nuestra vida cristiana, ya que no nos permite orar. La pureza se adquiere por la oración. Dice san Pedro en su primera epístola: «Sed, pues, sensatos y sobrios para daros a la oración».

Dos elementos que se ayudan entre sí

La pureza es fundamental para la vida de oración. Los que han cultivado una vida disipada les es difícil lograr concentración, con relativa facilidad se dejan llevar por las sensaciones o pensamientos de lo más variado, que les alejan de la actitud contemplativa. Incluso, con alguna frecuencia les asalta la tentación con recuerdos de imágenes. El recurso a la oración nos va dando esa sensación de lo divino, que hace que tengamos más ánimos para luchar contra la impureza.

Custodiar los sentidos

Para crecer en la virtud de la santa pureza, un recurso importante es la custodia de los sentidos, principalmente de la vista. Nos asegura la escritura que los ojos son el espejo del alma. Podemos afirmar que lo que entra por la puerta de los ojos lo tenemos grabado en la mente; de la mente, pasa a los sentimientos; de los sentimientos, al corazón. El corazón es sede de la voluntad y de la toma de decisiones, es de donde brotan los actos; que a su vez por la repetición se transforman en hábitos: los buenos hábitos se llaman virtudes y malos, vicios.

Dormir para mejorar

Muchos neurocientíficos aseguran que el cerebro se limpia a sí mismo cuando se duerme. Sus células cerebrales se reducen hasta en un 60% para crear espacio a sus jardineros, células gliales. Estos eliminan los residuos podando su cerebro, las conexiones sinápticas.

Lo que es fascinante es que solo el 10% del cerebro funciona cuando estás despierto, y el 90% funciona cuando no lo estás.

Llenar el cerebro de buenas cosas

Compensa evitar contenidos sensuales, ya sea en imágenes, letras de canciones, novelas de romance, o series sugerentes, que activan la líbido de la persona. Pero cuando has pasado mucho tiempo llenando la cabeza de porquerías es importante dedicar tiempo a limpiarlo. Si bien es cierto que dormir ayuda, se necesitan muchas más herramientas. Cómo dicen los salmos, es relevante llenar la mente todos los días con la Palabra de Dios.

Buscar la ayuda de Dios en oración

Dios es el primer interesado en que salgamos de este “hueco”, por eso será fundamental ir confiadamente ante Él y recibir de su fuerza y auxilio cada día. ¡Sin desesperar! Dios nos conoce completamente. A Santa María Goretti, también podemos pedirle su intercesión en esta lucha por conquistar la pureza, ella es ejemplo de aquel que permanece en Jesús.


Fuente: Catholic Link 

Redacción: Natalia Monroy