Mié. Abr 24th, 2024

Los obispos belgas flamencos sorprendieron a muchos dentro y fuera de la Iglesia con la declaración publicada el pasado 20 de septiembre de 2022, titulada “Estar pastoralmente cerca de las personas homosexuales: por una Iglesia acogedora que no excluye a nadie”. Para los católicos que aceptan las enseñanzas de la Iglesia, no fue una sorpresa agradable.

Dios de amor y fidelidad, hoy estamos ante ti, rodeados de familiares y amigos. Te damos las gracias porque pudimos encontrarnos. Queremos estar presentes el uno para el otro en todas las circunstancias de la vida. Expresamos con confianza que queremos trabajar por la felicidad del otro, día tras día. Dios y Padre, hoy rodeamos a N. y N. con nuestra oración. Conoces sus corazones y el camino que recorrerán juntos de ahora en adelante. Que su compromiso mutuo sea fuerte y fiel. Que su hogar se llene de comprensión, tolerancia y cuidado. Que haya lugar para la reconciliación y la paz.

Bendición

Es la primera vez que una conferencia episcopal emite una declaración que pone como ejemplo una celebración de la Palabra y una oración para pronunciar una bendición sobre una pareja del mismo sexo. Los obispos flamencos han dado el paso notable de permitir la bendición de parejas homosexuales sobre la base de su interpretación de algunos pasajes de Amoris Laetitia , la exhortación postsinodal emitida por el Papa Francisco después de los sínodos sobre la familia de 2014 y 2015, respectivamente. En ella, el Papa Francisco afirma, entre otras cosas, “que toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y recibida con respeto”. Distinguir, acompañar e integrar siguen siendo las principales palabras clave de Amoris laetitia , según los obispos flamencos. No hace falta decir que también las personas de orientación homosexual deben ser tratadas con respeto y tener derecho a la atención y orientación pastoral.

Las bendiciones son sacramentales, no sacramentos. Los obispos flamencos también declaran explícitamente que la bendición de las parejas del mismo sexo no es un matrimonio. Los sacramentales, en cambio, son signos sagrados que en cierto sentido se asemejan a los sacramentos y que producen frutos particularmente espirituales para las personas que reciben la bendición, preparándolas para recibir el efecto principal de los sacramentos. Los sacramentales santifican también situaciones particulares de la vida. Los sacramentales son hasta cierto punto análogos a los sacramentos. La oración del comunicado, en el que las parejas homosexuales se comprometen, muestra una analogía inequívoca con el sí que el hombre y la mujer se pronuncian durante la ceremonia del matrimonio. En ésta, de hecho, la pareja homosexual reza: “Queremos estar presentes el uno para el otro en todas las circunstancias de la vida… danos la fuerza para permanecer fieles el uno al otro y profundizar nuestro compromiso”. Encontramos también esta analogía con el sí del marido y la mujer a la ceremonia del matrimonio en la oración comunitaria: “Haz fuerte y fiel su mutuo compromiso”. El temor, por tanto, no es infundado: la transición de esta bendición al matrimonio entre personas del mismo sexo no es un gran paso y será posible en un futuro próximo.

La bendición no presupone sólo una buena intención por parte de quien la recibe. Lo que es bendecido debe corresponder también al orden de la creación de Dios: Dios creó el matrimonio como un don total y recíproco del hombre y la mujer, que encuentra su culminación en la procreación. Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo no pueden conducir por sí mismas a la procreación. Por tanto, no pueden ser una expresión auténtica a nivel corporal de la total entrega recíproca del hombre y la mujer, que es esencialmente el matrimonio. No puedes bendecir situaciones que son objetivamente incorrectas desde un punto de vista moral. La gracia de Dios no brilla en el camino del pecado. El fruto espiritual no puede cultivarse mediante la bendición de relaciones que van en contra del orden de la creación de Dios. Esto, por supuesto, no impide que los homosexuales solteros reciban una bendición. Sin embargo, no es moralmente lícito bendecir la relación entre personas del mismo sexo como tal.

En su artículo, el cardenal neerlandés explica lo que han hecho los obispos flamencos y el cardenal Josef de Kesel. Los prelados belgas una nueva pastoral de atención a los homosexuales contraria a la moral católica, instituyendo una oración de bendición a las parejas del mismo sexo.

El cardenal Eijk, tras mostrar las falacias de los argumentos de los obispos flamencos, escribe:

“La declaración de los obispos flamencos, en la que permiten la bendición de las parejas del mismo sexo y además proporcionan un modelo litúrgico para ello, encuentra objeciones éticas intrínsecas, contradice radicalmente una reciente sentencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe y conlleva el riesgo de que pueda conducir a los católicos a opiniones sobre la moralidad de las relaciones entre personas del mismo sexo que son contrarias a la enseñanza de la Iglesia”.

Y añade: “Por ello, los católicos que aceptan la doctrina de la Iglesia, también en materia de moral sexual, esperan fervientemente que los obispos flamencos reciban pronto una petición de las autoridades eclesiásticas competentes para que retiren su declaración y que ellos la cumplan”.


Fuente: Infocatólica

Redacción: Natalia Monroy