Vie. Abr 26th, 2024

Una de las preocupaciones que a menudo manejamos todos está relacionada con cumplir nuestros sueños.

Cuando Dios pone anhelos en el corazón, siempre nos señalará la manera de irlos cumpliendo.

Es un sueño inmenso que se lleva por dentro y Dios nos lo nos hace desear con todas nuestras fuerzas. Poco a poco la pareja empieza a prepararse para ese momento, tanto a nivel emocional como espiritual. Se empieza un proceso para disponerse al milagro de la vida, todo lo bueno y bello en la vida requiere una preparación, ¡y asumir la paternidad no es ajeno a esa experiencia!

Amarse fue el principal compromiso

Enfrentar un diagnóstico de infertilidad ya es una realidad difícil de plantearse para una pareja, ¿cómo seguir avanzando en medio de esa experiencia? Un punto importante siempre será volver a lo esencial de la relación.

El principal compromiso en los votos matrimoniales fue «ser fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida».

Se debe ver esta circunstancia con realismo y también con esperanza. Es un momento difícil que requiere, aún en ese dolor, la capacidad de amarse de ambos. Si bien es verdad que por el momento no pueden tener hijos, ¡se tienen el uno al otro y a Dios, quien es totalmente fiel!

Una reacción psicológica que puede surgir es la sensación de culpabilidad o responsabilidad por lo ocurrido. Puede asumirse esta actitud como una forma para hacer frente a la situación. Sin embargo, es relevante recordar que no es propiamente una consecuencia de la voluntad personal la dificultad para concebir un hijo. Es un proceso donde influyen elementos biológicos , psicológicos y espirituales. Por tanto, cuando no pueden tener hijos, el mejor camino no será el de culpabilizar o responsabilizar al otro o a sí mismo por esta experiencia. Más bien es tiempo rogar a Dios que les enseñe a aceptarla tal y como es. Con libertad en el corazón. Ser capaces de aceptar esta realidad como pareja les permitirá verse mutuamente con esperanza y no con desánimo.

Es necesario cultivar la prudencia en esta situación, porque es frecuente en estos procesos que se realicen intervenciones médicas para «descubrir» quién de los dos «es infértil». Es verdad que puede representar cierta utilidad en algunos casos comprender esto. Sin embargo, es importante no dejarse de ver como pareja en este proceso.

Cuidar el corazón del otro y discernir el camino juntos

Sentir que un sueño que por muchos años ha estado allí – como el sueño de la maternidad y la paternidad- y que de repente se pone en duda hace replantearse muchas cosas en la pareja. Es relevante confiar en que, aún por encima de estas circunstancias, es la mano paternal y amorosa de Dios la que los acompaña y cuida en todo momento.

Por eso mismo, es necesario aprender a cuidar el corazón del otro y hacer un buen discernimiento juntos. Dios sabe sacar realidades muy buenas en circunstancias que no siempre parecen ser las mejores. Por eso, cuando no pueden tener hijos, las parejas podrían luego pensar qué dirección darle al camino que sigue de ahí en adelante.

Crecer en la docilidad a la acción del Espíritu Santo

Como todo proceso de discernimiento, tomará tiempo aprender a asimilar los planes que Dios parece tener para nosotros. Pero, quienes no pueden tener hijos, igual encontrarán mucha paz interior en la medida en que exista una auténtica actitud de abandono y apertura hacia lo que Dios quiera mostrarles con esta realidad. Así como María, tenemos que aprender a decir “Hágase en mí según tu palabra”.


Fuente: Catholic Link

Redacción: Natalia Monroy