Sáb. Abr 27th, 2024

Durante su intervención en la 18ª Congregación General del Sínodo de la Sinodalidad, el Papa Francisco pronunció un discurso enérgico, criticando duramente el clericalismo dentro de la Iglesia. En sus palabras, describió el clericalismo como un «látigo», un «azote» y una forma de mundanidad que mancha y daña la imagen de la Iglesia, esclavizando al santo pueblo fiel de DIOS.

El Pontífice comenzó su discurso expresando su visión de la Iglesia como el pueblo fiel de DIOS, santo y pecador, convocado y llamado por la fuerza de las bienaventuranzas y del capítulo 25 del Evangelio de Mateo, donde se presenta el juicio final de Cristo sobre la humanidad.

Enfatizó que Jesús, para su Iglesia, no adoptó ninguno de los esquemas políticos de su época, evitando identificarse con los fariseos, saduceos, esenios o zelotes. Más bien, retomó la tradición de Israel: «Tú serás mi pueblo y yo seré tu DIOS», subrayando la esencia fundamental de la relación entre DIOS y su pueblo.

El Papa Francisco condenó firmemente cualquier forma de clericalismo, que según él, es una estructura que separa a los clérigos de los fieles y crea una jerarquía rígida dentro de la Iglesia. Calificó el clericalismo como un obstáculo para la auténtica comunión y colaboración entre los miembros de la Iglesia, haciendo hincapié en que debe ser erradicado para permitir que el Evangelio se manifieste plenamente en la comunidad eclesial.

El discurso del Papa subrayó la importancia de una Iglesia basada en la participación activa y significativa de todos sus miembros, donde el clericalismo no tenga cabida y donde el servicio y el amor al prójimo sean los principios rectores. El Papa Francisco instó a la Iglesia a liberarse del clericalismo para poder encarnar verdaderamente el mensaje del Evangelio y servir al mundo con humildad y dedicación.

El “santo pueblo fiel de DIOS”

“Me gusta pensar la Iglesia como este pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor (el pueblo fiel de DIOS). Este es el sentido religioso de nuestro pueblo fiel. Y digo pueblo fiel para no caer en los tantos enfoques y esquemas ideológicos con que es ‘reducida’ la realidad del pueblo de DIOS. Sencillamente pueblo fiel, o también, ‘santo pueblo fiel de Dios’ en camino, santo y pecador. Y la Iglesia es esta”, continuó.

El Papa Francisco aseguró luego que “una de las características de este pueblo fiel es su infalibilidad; sí, es infalible in credendo. (In credendo falli nequit, dice LG 9). Infabilitas in credendo. Y lo explico así: ‘cuando quieras saber lo que cree la Santa Madre Iglesia, andá al Magisterio, porque él es encargado de enseñártelo, pero cuando quieras saber cómo cree la Iglesia, andá al pueblo fiel’”.

El Papa indicó luego: “Me viene a la memoria una imagen: el pueblo fiel reunido a la entrada de la Catedral de Éfeso. Dice la historia (o la leyenda) que la gente estaba a ambos lados del camino hacia la Catedral mientras los Obispos en procesión hacían su entrada, y que a coro repetían: ‘Madre de DIOS’, pidiendo a la Jerarquía que declarase dogma esa verdad que ya ellos poseían como pueblo de DIOS. (Algunos dicen que tenían palos en las manos y se los mostraban a los Obispos)”.

“No sé si es historia o leyenda, pero la imagen es válida”, señaló.

El Santo Padre aseguró que “el pueblo fiel, el santo pueblo fiel de DIOS, tiene alma, y porque podemos hablar del alma de un pueblo podemos hablar de una hermenéutica, de una manera de ver la realidad, de una conciencia. Nuestro pueblo fiel tiene conciencia de su dignidad, bautiza a sus hijos, entierra a sus muertos”.

“La Iglesia es mujer”

El Papa resaltó que “los miembros de la Jerarquía venimos de ese pueblo y hemos recibido la fe de ese pueblo, generalmente de nuestras madres y abuelas, ‘tu madre y tu abuela’ le dice Pablo a Timoteo, una fe transmitida en dialecto femenino, como la Madre de los Macabeos que les hablaba ‘en dialecto’ a sus hijos”.

“Y aquí me gusta subrayar que, en el santo pueblo fiel de DIOS, la fe es transmitida en dialecto, y generalmente en dialecto femenino. Esto no sólo porque la Iglesia es Madre y son precisamente las mujeres quienes mejor la reflejan; (la Iglesia es mujer) sino porque son las mujeres quienes saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel, se arriesgan más allá del límite, quizá con miedo pero corajudas, y en el claroscuro de un día que comienza se acercan a un sepulcro con la intuición (todavía no esperanza) de que pueda haber algo de vida”.

“La mujer del santo pueblo fiel de DIOS es reflejo de la Iglesia. La Iglesia es femenina, es esposa, es madre”, resaltó el Pontífice.

El peligro del clericalismo en la Iglesia

El Santo Padre advirtió a continuación que “cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de DIOS, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales”.

“Es doloroso encontrar en algunos despachos parroquiales la ‘lista de precios’ de los servicios sacramentales al modo de supermercado”, señaló, pues “o la Iglesia es el pueblo fiel de DIOS en camino, santo y pecador, o termina siendo una empresa de servicios variados”.

“Y cuando los agentes de pastoral toman este segundo camino la Iglesia se convierte en el supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional. Es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo”.

“Y esto con mucha pena y escándalo (basta ir a sastrerías eclesiásticas en Roma para ver el escándalo de sacerdotes jóvenes probándose sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes)”, señaló.

“El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de DIOS”, expresó.

Al finalizar su mensaje, el Sucesor de Pedro resaltó que “el pueblo de DIOS, el santo pueblo fiel de DIOS, sigue adelante con paciencia y humildad, soportando los desprecios, maltratos, marginaciones de parte del clericalismo institucionalizado”.

“¡Y con cuánta naturalidad hablamos de los príncipes de la Iglesia, o de promociones episcopales como ascensos de carrera! Los horrores del mundo, la mundanidad que maltrata al santo pueblo fiel de DIOS”, concluyó.


Fuente: Aciprensa

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