Sáb. Jul 27th, 2024

El Padre Javier Olivera Ravasi, contó en su blog en “Que no te la cuenten” de una misteriosa “luz sagrada” o “fuego santo” la cual se enciende en la basílica del Santo Sepulcro ininterrumpidamente desde el siglo IV. Este es un milagro, el cual ocurre cada año, un día antes de la Pascua, es decir el sábado.

 

A primera hora de la mañana, los diáconos ortodoxos inspeccionan la ermita que contiene la tumba vacía de Cristo y sellan su entrada con una mezcla de miel y cera. Los jóvenes del barrio cristiano entran en la Basílica en procesión

 

Padre olivera comenta todos los detalles:

 

Se trataba del milagro anual del “fuego santo” o “luz sagrada” que, desde el siglo IV, al parecer, viene ocurriendo casi ininterrumpidamente en el Santo Sepulcro, el lugar donde fue colocado el Cuerpo del Señor después de Su crucifixión y muerte.

 

El fenómeno, atestiguado por Eusebio de Cesarea (s. III) y San Gregorio de Nisa (s. IV), entre otros, es mencionado como una “una luz increada” durante siglos. En 865, el monje francés Bernardo describe lo que pudo ver en Jerusalén:

 

“El Sábado Santo por la mañana, después de la misa, la gente canta ‘Kyrie eleison’ (’Señor, ten piedad’) hasta que se iluminan las lámparas que cuelgan sobre el Santo Sepulcro y el patriarca empieza a distribuir el Fuego entre los fieles”. Así de claro.

 

Sólo recién un par de siglos después de la separación entre oriente y occidente, la Iglesia Católica comenzó a silenciar o a minimizar este prodigio (reiteramos), aún mencionado por Urbano II después del cisma. Este fue el caso de Gregorio IX quien la denunció, al parecer sin pruebas, como un simple fraude.

 

Según señala Niels Christian Hvidt, quien viajó a Tierra Santa para presenciar el prodigio, el mismo sucede año tras año y es presenciado por el Patriarca de Jerusalén y, posteriormente, por el Patriarca armenio, previo a un examen riguroso de las autoridades civiles, tanto de sus vestimentas como del mismo lugar donde fue colocado Nuestro Señor.

 

Fuente: Gaudium Press

Redacción: Natalia Monroy