Vie. May 3rd, 2024

En una iniciativa por reforzar la integridad y la transparencia en el ejercicio de su ministerio, cerca de 40 sacerdotes de la Diócesis de Líbano-Honda se sumergieron en un profundo proceso de formación entre el 4 y el 6 de marzo. El enfoque de estas jornadas abarcó dos vertientes cruciales para la Iglesia en la actualidad: el fortalecimiento de la cultura del cuidado y la adaptación a los desafíos de la comunicación en la era digital.

El programa de formación fue dividido en dos segmentos principales. El primero, enfocado en la comunicación, fue dirigido por el padre Martín Sepúlveda Mora y Lida Losada Castro, directivos de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). El padre Sepúlveda ahondó en la importancia de la comunicación como herramienta evangelizadora, mientras que Lida Losada se centró en las estrategias para una efectiva presencia digital de la Iglesia, resaltando la potencialidad de las redes sociales y las plataformas móviles para difundir el mensaje del Evangelio.

En la segunda parte, relacionada con la prevención de abusos y violencias, la doctora Ilva Myriam Hoyos, líder del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado de la CEC, ofreció una perspectiva amplia sobre los desafíos enfrentados por la Iglesia tanto a nivel global como local. Presentó también las directrices y procedimientos establecidos por los obispos colombianos para abordar de manera eficaz estos delicados temas.

El encuentro, convocado bajo la dirección de monseñor José Luis Henao Cadavid, obispo de la Diócesis de Líbano-Honda, pone de manifiesto el compromiso diocesano con una acción pastoral íntegra, transparente y acorde a las necesidades contemporáneas. Monseñor Henao Cadavid exhortó a los clérigos a incorporar las enseñanzas adquiridas en su labor pastoral, continuando así con los esfuerzos que la Diócesis ha venido realizando desde 2008 en la promoción de ambientes seguros y en la adaptación a las nuevas formas de comunicación para una evangelización más efectiva y cercana.

El padre Esteban Mazo, sacerdote participante ha destacado que la Iglesia está cada vez más consiente que la prioridad debe ser contar con pastores que cuiden al Pueblo Santo de Dios. Razón por la cual refirió que este espacio de reflexión y formación les aporta significativamente. También afirmó que, ante estas situaciones que generan tantas heridas, es fundamental que los sacerdotes vivan un profundo examen de conciencia sobre su ser y acción ministerial, teniendo como base la coherencia. Además, recordó que la centralidad debe estar en las víctimas y personas que han sufrido por esta causa.


“Estas situaciones han herido y lacerado profundamente la unidad y el corazón de la Iglesia, pues se han producido por factores que aún hoy continúan acompañando nuestro camino eclesial: la lucha en contra del clericalismo, el pensar que los sacerdotes, quizá, seamos los intocables; quizá la falta de espiritualidad que se concentra detrás de la elección de un ministerio; la formación humana como un elemento transversal de la formación de los futuros sacerdotes, pero que camina sobre todo hacia los campos de la madurez afectiva y personal; la valoración de la familia como eje catalizador de todo nuestro ministerio. Yo creo que con estos y otros, son abundantes los retos que hoy la Iglesia nos solicita que podamos llevar a cabo para poder mejorar en este aspecto que es fundamental y, sobre todo, no vale la pena dejarlo por fuera: la atención a aquellos que han sido heridos por tantas circunstancias de humanidad dentro de la Iglesia, las víctimas que siempre tienen que ser escuchadas”, precisó el sacerdote.


Los presbíteros también reconocieron que transversalizar sus entornos y procesos desde el cuidado representa una prioridad que deben liderar. Eso sí, integrando a todos los miembros de las 31 parroquias que tiene esta diócesis, principalmente a nivel rural, para que en realidad se trate de todo un sistema que cuide a las personas. Así lo explica el padre Andrés Soto:


“Las parroquias ciertamente tienen un contacto con todas las personas, con los niños, con los jóvenes, con los adultos y todo lo que hemos visto durante estos días, todo lo que se nos ha hablado al respecto, es una motivación importante para que nosotros, en nuestras parroquias, aprendamos a llevar de la mejor manera el cuidado que debemos tener (…) También sabemos que el mismo Papa, con este tema de la sinodalidad, nos ha invitado, que estamos todos en camino y que sabemos que ese camino guiado por el Espíritu Santo, nosotros como sacerdotes, como catequistas, como los laicos, todos en ese camino, debemos preservar y cuidar nuestra integridad física, nuestra integridad moral y nuestra integridad ante el Señor”.