Vie. Abr 26th, 2024

Más de 70 obispos del mundo, entre ellos, los cardenales Francis Arinze, Raymond Burke, George Pell y Wilfred Napier, enviaron una “carta fraterna” a los obispos de Alemania para advertir que existe el peligro de un cisma debido al curso que sigue el polémico Camino Sinodal en el país europeo.

 

La grave crisis de la Iglesia en Alemania

 

En julio de 2021 la Conferencia Episcopal Alemana informó que fueron un total de 221.390 las personas que dejaron la Iglesia Católica en 2020. La cifra fue más baja que el récord de 272.771 personas que dejaron la Iglesia en 2019, pero fue más alta que los 216.078 que se fueron en 2018. Un par de meses antes, en mayo de 2021, sacerdotes y agentes pastorales de la Iglesia en Alemania bendijeron parejas homosexuales en un evento titulado «El amor gana» en más de 100 lugares en todo el país, con el apoyo de varios obispos como el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. El Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Múnich, expresidente de la Conferencia Episcopal Alemana y uno de los promotores del Camino Sinodal, propuso en febrero el fin del celibato para los sacerdotes en la Iglesia Católica.

 

La más reciente controversia del Cardenal Marx fueron sus declaraciones a la revista semanal Stern, publicadas el 31 de marzo, en las que dijo que el Catecismo de la Iglesia Católica «no está escrito en piedra» y que se puede «dudar de lo que dice». Georg Bätzing, pidió en marzo de este año que se cambie la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, las relaciones sexuales fuera del matrimonio, el celibato y la ordenación de mujeres. En entrevista con la revista alemana Bunte, publicada el 4 de marzo, el Obispo, que también promueve el polémico Camino Sinodal, dijo entre otras cosas que las relaciones sexuales de parejas del mismo sexo están bien «si se hace en fidelidad y responsabilidad. » En febrero de este año, una reunión plenaria del Camino Sinodal votó a favor de un texto que pide se permita la bendición de parejas del mismo sexo y que se cambie el Catecismo respecto a la homosexualidad.

 

UNA CARTA FRATERNAL A NUESTROS HERMANOS OBISPOS EN ALEMANIA

 

En una época de rápida comunicación global, lo que acontece en una nación repercute en la vida eclesial de otros lugares. De este modo, el proceso del «camino sinodal» promovido en la actualidad por los católicos en Alemania tiene consecuencias para la Iglesia a escala mundial. La seriedad de estas observaciones se desprende tanto de la confusión que el Camino Sinodal ha causado, y continúa causando, como del potencial para el cisma en la vida de la Iglesia en que derivará inevitablemente. La necesidad de reforma y renovación es tan antigua como la misma Iglesia.

 

Muchas de las personas que están implicadas en el proceso del Camino Sinodal poseen, sin duda, un carácter sobresaliente. No obstante, la historia del cristianismo está llena de esfuerzos bien intencionados que perdieron su fundamentación en la Palabra de Dios, en un encuentro fiel con Jesucristo, en una verdadera escucha al Espíritu Santo y en el sometimiento de nuestras voluntades a la voluntad del Padre. Estos esfuerzos malogrados ignoraron la unidad, la experiencia y la sabiduría atesorada en el Evangelio y en la Iglesia. Pues bien, el Camino Sinodal alemán tiene el riesgo de conducir, precisamente, a un callejón sin salida muy parecido.

 

Estos documentos miran a la Iglesia y a su misión más con los ojos del mundo que con los de las verdades reveladas en la Escritura y la Tradición autorizada de la Iglesia. Además, el contenido del Camino Sinodal parece reinterpretar y menoscabar el significado de la libertad cristiana. Para el cristiano, la libertad es el conocimiento, la voluntad y la resuelta habilidad de hacer lo que está bien. La libertad no es «autonomía».

 

La auténtica libertad, tal y como enseña la Iglesia, está anclada en la verdad, ordenada al bien y, en última instancia, a la bienaventuranza. Una conciencia cristiana bien formada permanece sujeta tanto a la verdad sobre la naturaleza humana como a las normas de la vida justa reveladas por Dios y enseñadas por la Iglesia de Cristo. El proceso del Camino Sinodal, casi a cada paso, es un trabajo de expertos y comités que se manifiesta altamente burocratizado, obsesivamente crítico y encerrado en sí mismo. En su efecto, el Camino Sinodal muestra más sumisión y obediencia al mundo y a las ideologías que a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.

 

La atención excesiva del Camino Sinodal sobre el «poder» en la Iglesia sugiere un espíritu fundamentalmente contrario a la naturaleza real de la vida cristiana. El encuentro con Jesús, como se ve en el Evangelio y en la vida de los santos a través de la historia, cambia los corazones y las mentes, trae la sanación, aparta de una vida de pecado e infelicidad, y acredita el poder del Evangelio. Finalmente, el más lamentable y apremiante problema del Camino Sinodal Alemán es terriblemente irónico. Por su ejemplo destructivo, el Camino Sinodal podría conducir a algunos obispos, y conducirá a muchos fieles laicos, a desconfiar de la misma idea de «sinodalidad», impidiendo asimismo la necesaria conversación de la Iglesia sobre el cumplimiento de su misión de convertir y santificar el mundo.

 

En un tiempo de confusión, la última cosa que nuestra comunidad de fe necesita es más de lo mismo. Mientras ustedes disciernen en la voluntad del Señor para la Iglesia en Alemania, les aseguramos nuestras oraciones por ustedes.

 
Fuente: Aciprensa
Redacción: Natalia Monsroy