Sáb. Abr 20th, 2024

Entre enfermedades neurológicas y psiquiátricas, el 63% de los enfermos que llegan a Lourdes, el santuario mariano de los Pirineos franceses, tiene una patología de tipo mental. Para los peregrinos menores de 34 años, esta situación afecta al 12%.

“Es un fenómeno en constante crecimiento y como médicos y como asociaciones debemos hacernos cargo cada vez más de estas nuevas problemáticas”, explica Federico Baiocco, responsable nacional de los médicos de la Unitalsi.

En el año 2018, esta asociación italiana dedicada a los enfermos y a su transporte a santuarios, informaba que los enfermos eran en un 54% afectados por enfermedades cardiovasculares, en un 33% por enfermedades neurológicas y en otro 33% por enfermedades del tejido conectivo.

El 27% estaba afectado por enfermedades psiquiátricas. Además, hay un gran elenco de otras patologías que a menudo se añaden en los mismos pacientes.

“El dato referente a enfermedades psíquicas es el más nuevo, que debe hacer reflexionar, que reclama todavía más el valor de la acogida”, explica Baiocco a La República.

La depresión afecta también a jóvenes: si del total de los enfermos transportados a Lourdes por la organización italiana sólo el 8% tienen menos de 34 años, en el caso de las enfermedades relacionadas únicamente con la psique, el porcentaje de menores de 34 es el 12%.

Un problema emergente

La Unitalsi, pero también toda la Iglesia, se está adaptando a este nuevo fenómeno que golpea a los jóvenes y los aísla. Las comunidades tratan de acompañarlos y de acoger esta fragilidad, de manera que a la enfermedad no se le añade la vergüenza o la dificultad al comunicar la propia condición.

“Una de las riquezas de la peregrinación a Lourdes -explica Baiocco- es poder compartir la propia enfermedad con los demás, romper el silencio, la incomodidad de la propia condición. Y esto vale también para los más jóvenes. Para nosotros esta incomodidad psíquica en aumento requiere todavía más el valor de la acogida”.

Entre las causas, las redes sociales que absorben mucho tiempo a los adolescentes, pero también a los jóvenes más adultos y que a veces crean un distanciamiento de la realidad que se vuelve patológica.

“Los chicos tienen una gran capacidad de comunicación que sin embargo a menudo no llega a lo profundo -dice Baiocco al HuffPost. Como médicos, como agentes sanitarios, como asociaciones debemos ser capaces de estar al lado de las personas frágiles, también haciendo frente a esta nueva realidad”.

Fuente: Aleteia