Sáb. Sep 7th, 2024

Un día como hoy, en 1908, nació San Francisco Marto, uno de los tres pastorcitos que fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal. Francisco Marto, quien vino al mundo el 11 de junio de 1908 y fue bautizado diez días después, dedicó su corta vida a la contemplación y a consolar al corazón de Jesús.

Desde los ocho años, Francisco, junto con su hermana Jacinta, comenzó a pastorear el rebaño de sus padres en la región de Cova de Iría. Fue en esta sencilla tarea donde, junto con su prima Lucía, presenció las apariciones de la Virgen María, quien entre mayo y octubre de 1917 les transmitió mensajes de penitencia y conversión.

Tras estas revelaciones, la vida cotidiana de Francisco continuó, marcada por un profundo fervor espiritual. Mientras Lucía asistía a la escuela, obedeciendo a la Virgen, Francisco prefería quedarse en la iglesia, cerca del tabernáculo, para estar con «Jesús Escondido». Su devoción era tan intensa que a menudo se encontraba en actitud de recogimiento, deseando consolar a Dios, ofendido por los pecados de la humanidad.

Una conversación con Lucía revela su ferviente deseo: “Francisco, ¿qué prefieres: consolar al Señor o convertir a los pecadores?”, a lo que él respondió: “Prefiero consolar al Señor”. Añadió que primero deseaba consolar a Dios y a la Virgen, y luego ayudar a convertir a los pecadores para que no ofendieran más a Dios.

El 18 de octubre de 1918, Francisco contrajo bronconeumonía, a raíz de la epidemia de gripe española que devastó Portugal y otras partes del mundo. Su salud fue deteriorándose hasta que, el 2 de abril de 1919, se confesó y recibió la Comunión por última vez con gran lucidez y piedad, según escribió el párroco de Fátima. Falleció dos días después, el 4 de abril de 1919.

Inicialmente enterrado en el cementerio de Fátima, sus restos fueron trasladados el 17 de febrero de 1952 a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, donde reposan hasta hoy. Francisco Marto fue canonizado junto a su hermana Jacinta por el Papa Francisco el 13 de mayo de 2017, durante las celebraciones del centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima. Su vida y ejemplo continúan inspirando a millones de fieles en todo el mundo.

El milagro que permitió la canonización de los hermanos fue la curación de un niño brasileño llamado Lucas, quien cuando tenía cinco años cayó de una ventana desde una altura de 6,5 metros y quedó en coma.