Jue. Mar 28th, 2024

Las reliquias de san Juan Pablo II son muy veneradas por los fieles, pero también codiciadas por coleccionistas privados sin escrúpulos o hasta por sectas. La Catedral de Spoleto en Italia amaneció depredada de la reliquia más querida por su comunidad parroquial y que atraía una peregrinación constante: Ladrones entraron y se llevaron una ampolla con gotas de sangre de San Juan Pablo II.

 

«Devuelvan el precioso objeto robado lo antes posible», es el llamamiento del Arzobispo Renato Boccardo a los que tomaron la ampolla con la sangre del Santo Pontífice. Lo hizo a través de un vídeo mensaje. Ayer por la tarde, miércoles 23 de septiembre de 2020, se detectó el robo de la reliquia «ex sanguine» de San Juan Pablo II, guardada y venerada en la Capilla del Crucifijo de la Catedral Basílica de Espoleto.

 

El descubrimiento fue hecho por el sacristán de la Catedral en el momento del cierre, informó la arquidiócesis a través de un comunicado. La Curia Arzobispal ha alertado inmediatamente a la Compañía de Carabineros de Spoleto, que está llevando a cabo las investigaciones necesarias, viendo también las imágenes del sistema de video vigilancia.

 

Asimismo, el Arzobispo Monseñor Boccardo expresó su consternación y dolor por este gesto sacrílego, interpretando los sentimientos de aflicción de los fieles que mantienen vivo el recuerdo y tienen una gran devoción al Santo Pontífice polaco.

 

Entretanto, invitó a los autores de este gesto irreflexivo e irresponsable a devolver lo antes posible el preciado objeto robado, tan querido por el pueblo creyente.

 

La reliquia de San Juan Pablo II (una ampolla con gotas de sangre del Papa, colocada en un relicario de oro) fue donada a la Iglesia de Spoleto-Norcia el 28 de septiembre de 2016 por el entonces arzobispo de Cracovia, el cardenal Stanislaw Dziwisz.

 

La reliquia fue guardada en la Catedral esperando ser transferida a la nueva iglesia de San Nicolás en Spoleto llamada así por el Papa polaco, cuya consagración estaba prevista para el 22 de octubre.

 

Fuente: Aleteia

 

 

 

 

Nota enviada por Teresita González a webmaster