Jue. Abr 25th, 2024

Falleció en Buenos Aires el octogenario fisioterapeuta y zapatero del papa Francisco, quien le realizó los zapatos a medida desde que Jorge Bergoglio era rector del Colegio Máximo en San Miguel. Carlos Samaría tenía 89 años, y más allá de la entrañable relación con el Papa, fue líder de una compañía referente en la Argentina. 

 

El primer pedido de Bergoglio a Samaría desató una discusión: Samaría no quería cobrárselo, cómo cobrarle a un sacerdote, y Bergoglio lo quería pagar. La relación continuó con Bergoglio desempeñándose en el Colegio del Salvador, a pocas cuadras de la ortopedia, y continuó con la misma fraternidad con el jesuita designado obispo auxiliar de Buenos Aires, luego arzobispo.

 

Samaría siempre recordaba que cuando fue consagrado obispo, en el momento de la postración, se veían los agujeros que no había llegado a reparar.

 

Los zapatos que le hacía a Bergoglio, como se le vio y llamó la atención cuando asumió el pontificado, eran de “un corte sencillo, sobre becerro negro, capellada lisa, sin firuletes”, con un realce en uno de sus zapatos debido a un problema de cadera del Papa. Samaría guardaba en un sobre el dibujo de la planta del pie del Papa, con el que hacía y reparaba los zapatos. Es que, como mencionaba en sus entrevistas, Bergoglio prefería que repare los zapatos gastados antes que adquirir nuevos pares.

 

De hecho, antes de su elección Samaría estaba preparando unos zapatos para que el entonces arzobispo de Buenos Aires enfrente el invierno porteño. Y le habría bromeado antes del cónclave: “Voy corriendo con los zapatos” (por si se quedaba en el Vaticano).

 

Se los envió con una carta dentro de uno de los zapatos, a la que el Papa respondió con un llamado telefónico agradeciendo el envío. Y al tiempo pudo visitarlo en la casa Santa Marta con la familia. Y volvió con más zapatos.

“Samaría, no me traiga más zapatos porque, ¿cuánto quiere que dure, 20 años más?”, confesó en una entrañable entrevista que le realizaron en 2014 en el programa Citas de Radio, de Pehuajó.

 

Comían frecuentemente juntos. Pero Bergoglio no quería que lo lleven hasta la curia; se retiraba caminando o en subte.

 

El nombre de Samaría y de su ortopedia es sinónimo de tradición e innovación en Buenos Aires. Ubicada en la calle Montevideo a metros de Córdoba, junto a la casa de Samaría, tiene en su sala de espera los orgullosos recortes de una de las numerosas noticias publicadas por los diarios del mundo tras la elección del ilustre cliente, con la foto, claro está, del ilustre zapatero.

 

Es que pese a ser una de las empresas líderes en prótesis quirúrgicas, entre otros insumos biomédicos, la ortopedia del Grupo Ortopedia Alemana no perdió el encanto de su división de calzado, que permiten tratamiento y resuelven dolores de niños y adultos.

 

Fundada por su tío alemán en 1927, Samaría la tomó en 1950. Y más allá del encanto de la historia con el Papa, lideró una empresa responsable de que tecnología de punta a nivel mundial haya llegado a la Argentina. Notable empresario de la salud, pero también, entrañable zapatero.

 

A continuación un tuit de un periodista argentino con motivo de una entrevista realizada a este zapatero:

 

 

 

 

Fuente: Aleteia

 

 

 

Nota enviada por Teresita González a webmaster