Sáb. Abr 20th, 2024

Tras reafirmar que “el seguimiento a Cristo nos lleva a poner el amor en el centro de nuestra vida”, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, durante la eucaristía del último domingo de octubre, presentó tres elementos para acercarnos al núcleo centro propuesto por Jesús.

 

Amar a Dios como lo amó Jesús: Esto implica “amar a Dios como único Dios vivo y verdadero, es hacer la voluntad del Padre en todos los acontecimientos de nuestra vida familiar y personal, así como lo hizo Jesús. Él asumió totalmente la voluntad del Padre y por eso, en medio del dolor le decía: Padre aparta de mi este cáliz, este dolor, esta cruz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”.

 

Amar a Dios, insistió el prelado, es amar la voluntad eterna de Dios Padre y realizarla en nuestra vida como lo hizo Jesús.

 

– Amar al prójimo: «Jesús nos dice que el amor a Dios está en el mismo nivel que el amor al prójimo … Si alguien dice que ama a Dios, pero no ama al hermano, a quien ve, es un mentiroso, dice la primera carta de Juan en el capítulo 4: Jesús está diciendo que el primer y segundo mandamiento tienen esa connotación parecida a las dos caras de una misma moneda. Amar a Dios lleva a la otra cara: a amar al prójimo, amar al que está cerca”.

 

“Jesús les dijo a los discípulos y nos los dice en Juan 15,12: este es mi mandamiento: ámense los unos a los otros como yo los he amado”.

 

En este sentido, el arzobispo se refirió al pasaje bíblico del Buen Samaritano precisando que “amar al prójimo nos lleva a ser portadores de un amor misionero, a acercarnos, a volver prójimo a todo aquel que encontremos en camino, empezando con la familia”.

 

“Ser prójimo es acercarnos para servir, para dialogar, acercarnos para respetar”, es ser capaz de amar, algo que, aunque muchas veces resulta difícil, “es la gran tarea y el centro del seguimiento a Cristo Jesús”.

 

– Amar a los que nos hacen el mal: Dice Jesús: amen a sus enemigos, oren por aquellos que les hacen el mal y los persiguen.

 

“Que el amor se convierta incluso en amor a los enemigos, eso sí que transforma una familia, a una persona desde dentro… aunque es difícil, es un amor misionero, que lograría transformar a Colombia”.

 

«Si somos capaces de ser misioneros del amor, seremos capaces de caminar hacia la santidad».

 

“Ahora que estamos en el camino sinodal, pongamos en el centro del camino sinodal de la Iglesia el amor”.

 

“Que la santísima virgen María, madre de Cristo, maestra y misionera del amor, nos ayude a caminar por senderos de Iglesia nueva, de Iglesia que ama, que anuncia y vive el amor al estilo de Jesús”.

 

 

 
Nota enviada en guion del 2 de noviembre de 2021 a producción Radio María por las periodistas: Maira Celis y Johaved Orozco 
Fuente: Arquidiócesis de Bogotá – El catolicismo