Lun. Oct 14th, 2024

Felipe Berríos, todavía sacerdote, acusado de abusos sexuales a una menor y diversas mujeres, ha decidido abandonar la Compañía de Jesús con el peregrino argumento de que «Se me pide una obediencia que violenta mi libertad de conciencia y atrofia mi vocación». La orden religiosa dio verosilimitud a las denuncias contra Berríos al que apartó del sacerdocio. Y lo que se le mandó fue no vivir solo.

La Compañía de Jesús en Chile anunció en mayo de este año una investigación canónica contra Felipe Berríos, tras una denuncia por supuestos «hechos de connotación sexual» hacia una menor. Poco después se añadieron otras dos denuncias de mujeres que aseguraron que el jesuita había abusado de ellas cuando eran menores de edad.

Con el paso del tiempo se añadieron nuevas denuncias, de tal forma que en agosto la orden religiosa indicó que daba verosilimitud a todas las acusaciones. El caso está también en la justicia ordinaria, además de la canónica.

Berríos se quejó entonces de la forma en que la Compañía de Jesús estaba llevando el proceso en su contra. No solo descartó haber cometido los hechos por los que se le denunció, sino que también reclamó por la falta de transparencia que tuvo su orden religiosa.

Ahora el religioso ha anunciado que abandona su orden. A través de una carta enviada a sus cercarnos,informó de su renuncia para poder volver a un campamento en el sector La Chimba de Antofagasta. En su carta dice: 

«Una cosa es que mi forma de ser sacerdote, horizontal y directa, pueda haber incomodado o ser considerada inadecuada por alguien, pero no comprendo por qué el gobierno de la provincia insinúa en sus declaraciones que se me ha investigado por hechos que podrían constituir delitos graves».

Y añade:

«Me duele contarles que me he sentido maltratado por el gobierno de la Compañía, que tanto quiero. Sus ambiguas declaraciones a la prensa han sido condenatorias. Todo esto en un proceso mediático con filtraciones intencionadas que me han perjudicado», agregó Berríos.

En cuanto a la orden de vivir lejos del campamento señalado, Berríos declara:

«Se me pide una obediencia que violenta mi libertad de conciencia y atrofia mi vocación. Jamás debería haber existido este dilema; en que para vivir mi vocación de jesuita debo de renunciar a ser jesuita»

El Provincial responde

El Provincial Gabriel Roblero compartió con la comunidad una carta donde profundizó en el asunto y, de paso, defendió las labores realizadas por la congregación ante las denuncias recibidas.

En el texto, el jesuita aseveró que durante el proceso «Felipe fue informado de la denuncia principal y de todas las otras denuncias que se recibieron en su contra, pudiendo responder a cada una de ellas, lo que además hizo asesorado por un abogado de su confianza, que él mismo eligió, asistiendo en cuatro oportunidades ante la investigadora».

Reiteró, en el mismo tono que las denuncias «se tratarían de hechos ocurridos entre los años 1993 y 2009, que habrían afectado a siete mujeres entre los 14 años, la más pequeña, a 22 o 23 años la mayor de ellas. Tres de estas conductas habrían sido cometidas en retiros de colegios, dos en trabajos voluntarios (en un caso, de secundarios, y en el otro, de universitarios). Finalmente, en tres casos se trataría de hechos ocurridos dentro de la celebración del Sacramento de la Confesión. Los hechos que involucran menores de edad y el sacramento de la Confesión son de los delitos más graves en la legislación de la Iglesia».

Además, reiteró que Berríos ha contado con todas las garantías y que lo han mantenido en Santiago para resguardar el proceso.

«Nos permite cuidar a todos los intervinientes en este proceso, incluida la integridad física del propio Felipe. El procedimiento de investigación previa canónica no termina con las conclusiones de la investigadora, sino con la decisión del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Por tanto, prudentemente, no corresponde modificar las medidas cautelares en esta etapa. Por otra parte, habría sido impresentable que, habiendo resultado 7 hechos denunciados como verosímiles, 3 de ellos con menores de edad, se le enviara a vivir solo a La Chimba», recalcó.

Berríos, jesuita contrario a las enseñanzas de la Iglesia

Como suele ocurrir con religiosos progresistas dedicados a la labor social, el jesuita  Berríos se caracteriza por posicionarse en contra de las enseñazas de la Iglesia en todo aquellos que tenga que ver con la moral sexual, la defensa del derecho a la vida, etc. Ya en el 2014 declaró no entender «cuál es el problema del matrimonio homosexual» pues Dios «los creó homosexuales y lesbianas y está orgulloso de que lo sean». Respecto al aborto, sostuvo que «si la gran mayoría acepta en el futuro una ley del aborto yo la voy a aceptar» pues aunque «para mí será inmoral», no puede «imponer» a otros su «manera de pensar».

Sobre los abusos sexuales de otros

En el año 2010, el jesuita acusado ahora de abusos sexuales a un menor se permitió atacar a Juan Pablo II por su gestión el caso Maciel. Dijo entonces:

«Juan Pablo II no tuvo la actitud que ha tenido Benedicto XVI para enfrentar casos como, por ejemplo, el de Marcial Maciel. No podemos decir que Juan Pablo II no tuviera idea. No sabemos cuánto conocía, pero no puede no haber sabido nada. Y por último, porqué no investigó, si mal que mal no era un simple sacerdote, era el fundador de una congregación. Ahora, ¿por qué no fue Juan Pablo II más duro en esa materia?. No tengo idea, no me toca a mí juzgarlo»

Sobre el caso que involucró al ex párroco de la iglesia de El Bosque, el P. Fernando Karadima, ya fallecido, Berríos dijo:

«Hay tres cosas muy graves. La primera, la actuación impropia de un sacerdote. La segunda, el uso de algo tan importante para la Iglesia como es el acompañamiento espiritual y usarlo como método de coerción y dominio de la conciencia. Y tercero, que se haya sabido información que se dio como parte del secreto de un sumario dentro de la Iglesia»

Asimismo, dijo entonces que de comprobarse las denuncias que dio a conocer el cura Hans Kast y de otros implicados en el tema, debería «haber una sanción muy ejemplar para el padre Karadima y para la iglesia de El Bosque».


Fuente: Infocatólica