Vie. Mar 29th, 2024
Fue hace ciento cincuenta años cuando Pío IX, el 23 de marzo de 1871, proclamó Doctor de la Iglesia a San Alfonso María de Ligorio. “La bula de proclamación del doctorado de San Alfonso destaca la especificidad de su propuesta moral y espiritual, al haber sido capaz de mostrar «el camino seguro a través de la maraña de opiniones contrapuestas de rigorismo y laxismo» escribe el Papa Francisco en su mensaje con motivo del 150 aniversario de la proclamación de San Alfonso María de Ligorio como Doctor de la Iglesia. Sin embargo El Papa Francisco envió un mensaje al Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor y Moderador General de la Academia Alfonsiana con motivo del 150 aniversario de la proclamación de San Alfonso María de Ligorio como Doctor de la Iglesia, el Papa asegura que el mensaje de san Alfonso María de Ligorio, patrón de los confesores y moralistas, y modelo para toda la Iglesia en la proyección misionera, “sigue indicando con vigor el camino principal para acercar las conciencias al rostro acogedor del Padre, porque «la salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia»”.

 

Escuchar la realidad

Francisco recuerda que la propuesta teológica de Alfonso “nace de la escucha y la acogida de la fragilidad de los hombres y mujeres más abandonados espiritualmente”. De hecho – dice – “la experiencia misionera en las periferias existenciales de su tiempo, la búsqueda de los alejados y la escucha de las confesiones, la fundación y dirección de la naciente Congregación del Santísimo Redentor, le llevaron a convertirse en padre y maestro de misericordia”.

 

En este sentido, la progresiva conversión hacia una pastoral decididamente misionera, capaz de acercarse a la gente, “llevó a Alfonso a revisar, no sin esfuerzo, incluso el enfoque teológico y jurídico que había recibido en los años de su formación”. Es por ello que Alfonso, defensor de los últimos, los frágiles y los descartados por la sociedad de su tiempo “defiende – dice el Papa – el «derecho» de todos, especialmente de los más abandonados y de los pobres”.

 

“San Alfonso, por tanto – asegura el Papa – no es ni laxo ni riguroso”, sino que es “un realista en el verdadero sentido cristiano» porque comprendió bien que «en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los demás».

 

Invitación a seguir el ejemplo de Alfonso

 

El Papa después explica que toda acción pastoral “tiene su raíz en el encuentro salvífico con el Dios de la vida, nace de la escucha de la vida y se nutre de una reflexión teológica que sabe hacerse cargo de las preguntas de las personas para indicar caminos viables”. Es por ello que invita a los teólogos morales, a los misioneros y a los confesores a “seguir el ejemplo de Alfonso”, a “entrar en una relación viva con los miembros del pueblo de Dios” y a “mirar la vida desde su perspectiva, para comprender las dificultades reales que encuentran y ayudar a curar sus heridas”.

 

Además, dice el Papa, “la teología moral no puede reflexionar sólo sobre la formulación de principios, de normas, sino que necesita hacerse cargo propositivamente de la realidad que supera cualquier idea” y esto – subraya “es prioritario” porque “el conocimiento de los principios teóricos por sí solo, como nos recuerda el mismo San Alfonso, no es suficiente para acompañar y apoyar a las conciencias en el discernimiento del bien que hay que hacer”.

 

Conciencias maduras para una Iglesia adulta

“Siempre es necesario encontrar un camino que no aleje, sino que acerque los corazones a Dios, como hizo Alfonso con su enseñanza espiritual y moral” continúa el Santo Padre y asegura que la atención religiosa debe tener como prioridad “la opción preferencial por los pobres” porque «la inmensa mayoría de los pobres poseen una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe”.

 

Además, para el Papa, salir al encuentro de la gente como comunidad apostólica que sigue al Redentor entre los abandonados “ayuda a superar la ética individualista y a promover una madurez moral capaz de elegir el verdadero bien”. También permite “luchar contra la lógica de la competitividad y la ley del más fuerte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede utilizar y luego desechar, dando lugar a «la cultura del descarte»”.

Propuestas de Alfonso frente los retos de la sociedad  

“En los últimos tiempos, los retos a los que se enfrenta la sociedad son innumerables” dice el Papa para después enumerarlos: “la pandemia y el trabajo en el mundo post-covid, los cuidados que hay que prestar a todos, la defensa de la vida, los inputs que nos llegan de la inteligencia artificial, la salvaguarda de la creación, la amenaza anti-democrática y la urgencia de la fraternidad”, pero explica que no podemos separar “el grito de los pobres» del «grito de la tierra». En este sentido, siguiendo el ejemplo de Alfonso, el Papa nos invita a abordar seriamente en el plano de la teología moral «el grito de Dios que nos pregunta a todos: ¿Dónde está tu hermano?, ¿Dónde está tu hermano esclavizado? ¿Dónde está el que estáis matando cada día en la pequeña fábrica clandestina, en la red de prostitución, en los niños que utilizáis para mendigar, en el que tiene que trabajar en secreto porque no ha sido regularizado?

 

Es por ello que Francisco invita, como hizo San Alfonso, “a salir al encuentro de los hermanos y hermanas frágiles de nuestra sociedad”. Algo que implica “el desarrollo de una reflexión teológica moral y de una acción pastoral, capaz de comprometerse con el bien común, que tiene su raíz en la proclamación del kerigma, que tiene una palabra decisiva en defensa de la vida, hacia la creación y hacia la fraternidad”.

 

 

Fuente: Vatican News