Vie. Oct 25th, 2024

Si se la perdió, reviva la transmisión de la Sagrada Eucaristía en la conmemoración de los 100 años del Monasterio de La Visitación de Santa María en Manizales. Preside el Señor Nuncio Apostólico en Colombia: Paolo Rudelli.

La Profunda Huella de las Hermanas de Clausura: 100 Años del Monasterio de la Visitación en Manizales

La vida monástica de clausura es un tesoro escondido en el corazón de la Iglesia. Existen órdenes religiosas dedicadas a esta vocación, cada una con su propio carisma y reglas, donde las monjas viven apartadas del mundo para dedicarse plenamente a Dios. Aunque no tienen contacto directo con el exterior —salvo en casos excepcionales y mediante una reja— su misión es poderosa y llena de amor. Lejos de ser ajenas a la realidad, estas hermanas son las guardianas silenciosas de la humanidad, intercediendo con sus oraciones por aquellos que buscan alivio en sus aflicciones y ofreciendo sus sacrificios por el bienestar de todos.

Los monasterios de clausura representan un oasis de paz en medio de un mundo convulso. Son verdaderos faros de fe, donde se vive el Evangelio con radicalidad, y donde quienes los visitan encuentran consuelo y esperanza. Estos lugares, impregnados de santidad, no solo son escuelas de sabiduría y amor, sino también espacios donde la belleza y la paz reinan en su máxima expresión.

Hace exactamente 100 años, en 1924, un grupo de ocho valientes hermanas de la Orden de la Visitación de Santa María emprendió un viaje de cinco días desde Bogotá hasta Manizales, enfrentando caminos difíciles y desafíos en cada paso. Al llegar a su destino, fueron recibidas con un solemne Te Deum en la Catedral, encabezado por el obispo Monseñor Tiberio de Jesús Salazar y Herrera, quien había pedido su presencia para fundar un nuevo monasterio.

Su primera morada fue una casa-finca en lo que hoy es conocido como People Contact. Allí, comenzaron a construir su monasterio con el esfuerzo y la fe que caracteriza su vocación. Sin embargo, en 1939, el crecimiento urbano de Manizales trajo consigo un obstáculo inesperado: un decreto municipal les exigió ceder 1.5 metros de su terreno para la ampliación de las calles. Las hermanas no contaban con los recursos para llevar a cabo la reubicación. Fue entonces cuando la Providencia actuó de manera asombrosa. Se enteraron de la venta de un lote por parte de la señora Merceditas Mejía de Uribe, y tras compartir su necesidad con la señora María Mejía de Restrepo, junto a su hija Inés Restrepo Mejía y Margarita Arbeláez Gómez, lograron adquirir el terreno y donarlo para el monasterio definitivo. Ese lugar es, hasta hoy, el hogar de las hermanas de la Visitación en Manizales, cuya construcción se finalizó hacia la década de 1970.

Pero su misión no se detuvo en Manizales. En 2004, este monasterio extendió su espíritu misionero hasta Corea del Sur. Cinco hermanas cruzaron el océano para fundar una nueva comunidad en Jeongo PUE, en la provincia de Gyeonggi, cerca de la frontera con Corea del Norte. En este lugar, el testimonio de las religiosas colombianas ha florecido, uniendo dos culturas en la oración y en la dedicación a Dios.

Hoy, la Arquidiócesis de Manizales celebra con alegría y gratitud este centenario, agradeciendo a Dios por la presencia de estas hermanas y por su invaluable intercesión. Que el Señor continúe bendiciendo esta Orden y su monasterio, concediéndoles gracias abundantes y vocaciones fervientes que perpetúen esta hermosa misión. Que las oraciones de las hermanas sigan siendo una fuente de paz, fortaleza y esperanza para la Iglesia y para todos los que buscan el rostro de Dios en medio de las dificultades del mundo.


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