Jue. Abr 18th, 2024

El Papa San Juan Pablo II es conocido por su profundo y especial amor a la Santísima Virgen María, por eso, en una ocasión, escribió esta preciosa oración a la Virgen de Guadalupe.

Nuestra Señora le dijo a San Juan Diego en su primera aparición que deseaba “vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa Madre; oiré allí sus lamentos, y remediaré todas sus miserias, penas y dolores“.

En ocasión de la visita del Santo Padre a México en enero de 1979 compuso esta oración que expresa su inmenso amor por Nuestra Madre y la poderosa consagración y petición de protección para la Iglesia y cada familia. 

A ella que dijo “no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad o angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra?”, va dirigida esta oración.

La oración a la Virgen de Guadalupe que escribió el Papa San Juan Pablo II

Oh Virgen Inmaculada,
Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia
y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

 

Madre de misericordia,
Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor.

 

Te consagramos también nuestra vida,
nuestros trabajos, nuestras alegrías,
nuestras enfermedades y nuestros dolores.

 

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos
lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.

 

Queremos ser totalmente tuyos
y recorrer contigo el camino
de una plena felicidad a Jesucristo en su Iglesia:
no nos sueltes de tu mano amorosa.

 

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas,
te pedimos por todos los Obispos,
para que conduzcan a los fieles
por senderos de intensa vida cristiana,
de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

 

Contempla esta inmensa mies,
e intercede para que el Señor
infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios,
y otorgue abundantes vocaciones
de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe,
y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

 

Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza,
con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.

 

Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso,
protege a nuestras familias,
para que estén siempre muy unidas,
y bendice la educación de nuestros hijos.

 

Esperanza nuestra, míranos con compasión,
enséñanos a ir continuamente a Jesús y,
si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver e Él,
mediante la confesión de nuestras culpas y pecados
en el Sacramento de la Penitencia,
que trae sosiego al alma.

 

Te suplicamos que nos concedas
un amor muy grande a todos los santos Sacramentos,
que son como las huellas
que tu Hijo nos dejó en la tierra.

 

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
con nuestros corazones libres de mal y de odios
podremos llevar a todos la verdadera alegría
y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo
vive y reina por los siglos de los siglos, Amén.

 

Fuente: Churchpop