Jue. Abr 18th, 2024

Ayer, 7 de febrero, se cumplieron cuatro años del secuestro de la Hermana Gloria Cecilia Narváez, religiosa colombiana, oriunda de Pasto, que fue retenida por miembros del grupo Al-Qaeda, en una aldea de Malí, cerca de Burkina Faso en África.

 

Monseñor Francisco Javier Múnera Correa, obispo de la Diócesis de San Vicente del Caguán y presidente de la Comisión Episcopal de Animación Misionera aseguró que “la Iglesia sigue orando por su salud y pronta liberación”, y también hizo un llamado “a la libertad, al respeto de su dignidad humana y de su condición de religiosa, entregada completamente al servicio de los más necesitados en tierras de misión”.

 

 

Fuente de video: Universidad de Mariana

 

De igual manera, agradeció las gestiones que adelanta El Vaticano por la liberación de la Hermana Gloria.

 

Monseñor Múnera también envió saludo de solidaridad y cercanía a las religiosas de la Congregación Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, a la cual pertenece la hermana Gloria Cecilia, recordándoles que los obispos no se olvidan de la hermana Gloria Cecilia y piden por su pronto regreso.

 

Así mismo, recordó y extendió una oración especial por el eterno descanso de la señora Rosita Argoty de Narváez, madre de la religiosa, quien falleció el año pasado sin cumplir el deseo de volver a ver a su hija en libertad.

 

Cabe destacar que desde el día del secuestro de la Hermana Gloria, que ocurrió el 7 de febrero del 2017, sus captores solo han enviado dos pruebas de supervivencia. El año pasado anunciaron que sería liberada pero lamentablemente este hecho no se hizo realidad.

 

“La Hermana Gloria Cecilia Narváez Argoty se ha caracterizado por trabajar con los más pobres; ha sido una gran defensora de la vida, brindando un especial cuidado a los niños poco valorados en su cultura. En favor de la niñez promovió un orfanato, donde procuró siempre proporcionar a los pequeños una buena calidad de vida, ayudándolos en sus necesidades básicas, por supuesto, además del amor y ternura con que los trataba, como una verdadera madre”.

 

 

Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia
 
Nota enviada por la periodista Teresita González a webmaster