Vie. Abr 19th, 2024

Obispos de la provincia eclesiástica de Barranquilla se pronunciaron a través de un comunicado, mostrando su preocupación por los aumentos desproporcionados y el mal servicio de la energía eléctrica en la región caribe, a la vez que se solidarizaron por los justos y legítimos reclamos manifestados por las comunidades.

“Después de analizar la situación por la que atraviesa la Región Caribe en cuanto al servicio y la hiperinflación de las tarifas de energía eléctrica, creemos oportuno manifestar nuestra voz de solidaridad a los Gobernadores, Alcaldes, consumidores y organizaciones civiles que están liderando acciones pacíficas para lograr un mejor servicio y un precio justo».

Teniendo en cuenta ese panorama, los prelados hicieron un llamado al presidente de la República de Colombia, Gustavo Francisco Petro, para que, «a través de sus buenos oficios, trate de dar solución a este problema que aqueja a todos los habitantes de la Región Caribe». Así mismo, también se llamó la atención de las autoridades territoriales, Senadores y Representantes de la Religión para que se conviertan en portadores “del pueblo que los eligió y aúnen esfuerzos para lograr satisfacer, ante las entidades competentes, los justos reclamos de los ciudadanos”.

Finalmente, exhortaron a las empresas generadoras de energía, como a las que la transmiten, distribuyen y comercializan (operadores de red Air-e y Afinia), revisar sus márgenes de ganancia a fin de mitigar el drama y las afugias por las que atraviesan los usuarios de este servicio, tanto los usuarios residenciales, como también los del comercio y de la industria.

«Invitamos a las empresas prestadoras del servicio, a las autoridades territoriales y del orden nacional, a los gremios, a las organizaciones sociales y líderes cívicos, como también a profesionales expertos en el tema, a sentarse, a dialogar a fin de llegar a una solución consensuada». Los obispos han venido manifestando de tiempo atrás su preocupación ante esta difícil realidad que aqueja a la costa caribe, que, dicen ellos, también afecta la economía de la Iglesia.


Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia

Redacción: Natalia Monroy