Vie. Oct 11th, 2024

Durante su intervención en el primer “Foro Hemisférico de Libertad Religiosa y de Creencias”, organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio del Interior, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, identificó algunos desafíos que considera han de tenerse en cuenta con respecto a la promoción de la libertad religiosa y el diálogo interreligioso en nuestro país.

 

Precisó cuatro desafíos, a saber: establecer una pedagogía común de libertad religiosa; vincular, cada vez más, el tema de la libertad religiosa y los derechos de la persona; favorecer los canales para el diálogo interreligioso sin que el Estado se convierta en autorector del hecho religioso, y respetar que la dimensión religiosa haga parte de la dinámica pública. 

 

Indicó que “es importante establecer una pedagogía para la comprensión del alcance del derecho a la libertad religiosa y de los caminos pertinentes que han de darse para la promoción del diálogo interreligioso”. Dijo que para algunas personas el tema de la religión y el derecho a profesarla ha caído en algo de instrumentalización. “Sumado a esto, en algunos ambientes se percibe que la libertad religiosa se limita solo a un espacio intimista y privado de cada persona”.

 

Mantener la identidad propia de la libertad religiosa como derecho fundamental 

Observó que es significativo que las comunidades de fe y el Estado estén vigilantes para que el derecho fundamental de la libertad religiosa se mantenga en esa categoría y “no se actúe por compromisos e intereses de unos y otros, convirtiendo este derecho fundamental en una concesión vinculada a los mencionados compromisos”.

 

Por otra parte, recordó que es tarea de los Estados el reconocer y garantizar el libre ejercicio de este derecho fundamental, sin entrar a regular las competencias propias de cada confesión. Pero advirtió que también es responsabilidad de las comunidades de fe procurar un diálogo regido por principios de identidad y comprensión de fe de cada comunidad.

 

“Los Estados deben diferenciar los espacios propios de diálogo en iniciativas de bien común o los espacios de interactuación común con miras a una convivencia armónica, realidades éstas en las que los Estados tienen su injerencia para garantizar el orden social.  Muy distinta debe ser su interacción respecto de los diálogos religiosos o interreligiosos, que cada comunidad en su propia autonomía y relacionamiento establece, los cuales incluyen aspectos doctrinales y comprensión religiosa”.

 

La libertad religiosa y los derechos

 

El prelado resaltó la centralidad de la persona humana como fundamento y sujeto de los derechos y libertades que ella tiene. Por tanto dijo “En la libertad religiosa se expresa la especificidad de la persona humana, por la que puede ordenar la propia vida personal y social a Dios.  Negar o limitar de manera arbitraria esa libertad, significa cultivar una visión reductiva de la persona humana”.

 

¿Cómo responder a estos desafíos y contrarrestar acciones que restrinjan dicha libertad?

Para el también obispo electo de Santa Rosa de Osos, el llevar adelante y cumplir con estos desafíos planteados, es necesario que haya un diálogo sincero y respetuoso entre los entes gubernamentales y las distintas expresiones de fe. “En ellos debe primar la comprensión de la persona humana, el bien común; debe ser un anhelo de servicio y aporte en el que cada uno asume ese compromiso como lo expresa el Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti – Hermanos todos”.

 

Para finalizar su intervención, dijo que “es necesario concertar las agendas del diálogo, no solo para hacer más eficaz el trabajo en esta línea del encuentro interreligioso, sino también para no dejar el espacio valioso que se tiene a cuestiones intrascendentes o a discusiones lejanas de los propósitos propios de la libertad religiosa”. 

 

Según lo han expresado sus organizadores, el Foro Hemisférico de Libertad Religiosa, que se realiza de manera virtual hasta el 23 de octubre, busca «impulsar el diálogo interreligioso entre diferentes cultos y creencias sobre las acciones que se están emprendiendo en las Américas para promover la libertad religiosa».

 

 

Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia
 
 

 

 

 

 
Nota enviada por Teresita González a webmaster