Jue. Abr 25th, 2024

En definitiva, los salmos son un libro apasionante. Para quienes de manera atenta y piadosa se acercan a ellos, sin duda su carácter poético los hace aún más atrayentes, pero no solo eso, sino también su bello contenido teológico y existencial.

 

Y es que, como veremos más adelante, los salmos no son más que el camino que debe recorrer el hombre feliz (bienaventurado-justo), para seguir a Dios y alabarle en todo momento. Recordemos que la vida del hombre bueno y justo, termina siempre en la alabanza.

 

¿Cómo se llama este libro?

En los manuscritos de Qumrán, que son unos textos encontrados en cuevas que al parecer pertenecían a los esenios, se encuentra el título «Libro de las alabanzas». En el rollo de las guerras, luego de hacer un recorrido por los salmos, podremos ver que no todos son del género alabanza. Por lo que podemos concluir que este título antiguo, quiere expresar más específicamente, el propósito del libro en cuestión. Lo que podemos constatar en la última palabra del libro: en hebreo, «Hallelu-ya», que es un imperativo de alabar. Su propósito es llevar al lector a la alabanza del Señor.

 

¿Quién escribió una obra como esta?

A lo largo de la historia, se le ha atribuido la autoría de los salmos al rey David, desde el Talmut (Tradición bíblica hebrea), los padres de la Iglesia, hasta la tradición cristiana. Por esto nos encontramos con salmos que aluden a David como el músico (Salmo 16, 14-23).

 

Además se presenta en otros libros sagrados al rey como hacedor de instrumentos musicales (Amos 6,5). Sin embargo, los estudios modernos y las conclusiones que surgen en el devenir de la historia, afirman que los salmos son una recopilación de tradiciones y autores que recorren la historia de siglos del pueblo de Israel, recogiendo así diferentes épocas y vivencias del pueblo.

Los salmos se presentan como una colección de cánticos y poesías que se fueron recogiendo especialmente en el contexto del culto, hasta dar forma a lo que hoy conocemos como libro de los salmos o salterio.

 

¿Qué es el libro de los salmos?

Hay quienes ven el libro de los salmos como una simple compilación de cantos, himnos y poesías religiosas, algo así como una manifestación de la devoción popular. Pero este tipo de argumentos hace que una obra como esta pierda una estructura literaria rica en géneros y formas.

 

Como texto de culto, el libro de los salmos es utilizado en el segundo templo de Jerusalén (entre los años 500 – 400 ac), en un contexto netamente litúrgico. Pero cuando el templo es destruido, este libro se convierte en una obra de meditación personal, que gracias a sus géneros literarios sirve tanto para alabanza como para tragedia, o para ambas.

 

¿Qué se hace necesario para comprender el libro de los salmos?

Cuando nos acercamos a una obra literaria, llámese novela, ficción, drama… nos encontramos con que el autor recurre a una introducción para darnos algo así como las pautas de lectura para una feliz comprensión de la obra. El libro de los salmos o salterio, no se queda atrás.

 

El Salmo 1,1 comienza con la palabra hebrea: «asere», que se puede traducir como «feliz o bienaventurado». Si prestamos atención, esta palabra comienza a su vez por la primer letra del alifato hebreo que es la alef. Recordemos que en hebreo cada letra tiene un valor numérico, alef es igual a uno, con ello en pocas palabras es como sí el mismo salmo primero, indicará al lector que se debe pasar por él para comprender la obra.

 

El lector debe ver esta obra como un camino que se recorre paso a paso, pues los salmos más que ser leídos deben ser recorridos gustosa y atentamente.

 

¿Un camino? sí, un camino a una vida bienaventurada donde la alabanza a Dios sea el aliento vital. Esto lo veremos a lo largo de toda la obra, donde se repite constantemente una especie de guía para ser justo o bienaventurado.

 

Por ejemplo en el salmo primero se indica que se es hombre bienaventurado (justo), si no se camina en el consejo del malvado, no se está en pie en el camino de los pecadores, no se yace en la asamblea de los arrogantes.

 

¿Qué importancia tienen los salmos dentro de la celebración Eucarística?

Como cristianos católicos, sabemos que en todas las Eucaristías se lee un salmo entre las lecturas de la liturgia de la Palabra. Su función es alabar a Dios por las obras de bondad que ha realizado a lo largo de la historia en bien del ser humano, su criatura.

 

Es fundamental que de manera atenta y piadosa, participemos con el salmista, al unirnos con la respuesta, ya que por medio de ella hacemos propias las palabras del salmo. Las llevamos a nuestra propia historia vital con lo que nos hacemos partícipes de la historia de Salvación que viene desde el pueblo elegido hasta nosotros, nuevo Israel.

 

Un tesoro para todos

En definitiva, es poco lo que aquí podríamos decir sobre esta magnífica obra. Pues no hay espacio suficiente en la literatura y producción académica para contener la noble riqueza que posee el salterio y con él toda la Sagrada Escritura. Queda por decir simplemente que la Palabra de Dios y entre ella, los salmos, no son para ser leídos simplemente, sino para ser encarnados, vividos y saboreados.

 

Si nunca has orado con los salmos o simplemente no sabes por dónde empezar, te recomiendo el curso online: «Aprender a orar con los Salmos». La Palabra de Dios, como se decía al comienzo, es un camino a recorrer paso a paso. En otras palabras, es una aventura para todo aquel que desee vivir una experiencia apasionante de diálogo amoroso con su Creador.

 

Fuente: catholic Link