En la Parroquia Santa Ángela, en Araracuara, Brasil, Ana María, la niña de tres años que recibió la cinta del Sagrado Corazón de Jesús se convirtió en el miembro más joven del Apostolado de Oración,
La pequeña Ana pidió voluntariamente participar del grupo y recibió de manos del párroco local, P. Helton Dias, la cinta que la convirtió en parte del Apostolado de Oración que dijo en su sitio web, «es una red mundial de oración al servicio de los desafíos de la humanidad y la misión de la Iglesia, expresados en las intenciones de oración mensuales del Papa».
El P. Helton dijo a través de sus redes sociales que Ana reza mucho y como “gente grande”, tiene una actitud que hace honor al movimiento al que ahora pertenece. De igual manera, agregó que la niña “no se pierde ni una Misa”.
Todo comienza en casa
“¡Da gusto de ver! ¡En eso ya podemos darnos cuenta que la catequesis comenzó en casa! ¡Y así debería ser en todos los hogares!”, señaló el P. Dias. “¡Es una gran alegría para el corazón de este sacerdote! ¡Ruega por mí, Anita!”, agregó el prelado.
Amanda Regina Martins Marins, madre de Anita, manifestó en sus redes sociales que nunca obligó a la pequeña a pertenecer al grupo, únicamente le enseñó que “debe amar a Dios antes que a todo… porque es solo en él que tomamos nuestras fuerzas para seguir”.
Amanda contó que el interés partió de la niña, cuando vio a su madre recibir la cinta del aspirante, “hace más de un año”. “Ana manifestó su interés cuando me vio participar de la Santa Misa, donde estaba con mi cinta, ella pidió que le colocasen una a ella. Yo le dije que aquella cinta era mía y que llegaría el momento que ella tendría la suya propia. Creo que eso se quedó en su corazón”.
Cuando la familia participó de una Misa en la que todas las personas formaban parte del Apostolado, la niña vio que todos “tenían la cinta” y, al final, le preguntó “cuándo podría recibir la suya”.
“Ella tan pequeña le pidió al sacerdote una cinta roja… y llegó el gran día. Anita es ahora del Apostolado de la Oración”. Decidí “dejar de herencia a mi hija la mejor parte” y explicó que no hay dinero alguno que pueda pagar por nuestra fe.
“Le dije que para recibirla había que hablar con el sacerdote, porque solo él podía entregársela”. Anita habló con el P. Dias, a quién indicó que le gustaría recibir la cinta del Sagrado Corazón de Jesús.
“El sacerdote estaba encantado con su solicitud”, y aseguró: “la próxima vez que cambies de cinta, le pasas tu cinta de aspirante”, concluyó.