Jue. Abr 25th, 2024

Aunque el año lectivo 2020-2021 inició el pasado 24 de agosto, los estudiantes no volvieron a las aulas y las escuelas se encuentran cerradas debido a la pandemia de Covid-19.

 

Frente a la realidad educativa, los obispos de la Conferencia episcopal mexicana (CEM), expresaron a través de un comunicado su preocupación por el cuidado integral de los niños y jóvenes que en el proceso educativo no sólo deberían adquirir conocimientos sino valores personales, familiares y sociales, porque “la educación es un acto de amor”.

 

“Es urgente humanizar la educación, pues hoy nos quedamos – en muchas ocasiones – sólo con la parte de planes y programas, de dispositivos y tareas, dando prioridad a lo organizacional, a lo funcional e institucional, pero olvidamos poner a la persona concreta al centro, con todas sus dimensiones. Es imperativo dedicar tiempo, confiar en ellos, compartir la vida”, se lee en la nota.

 

Al recordar el llamado del Papa Francisco a un Pacto Educativo Global que comprometa a la comunidad educativa, particularmente entre familias, docentes, directivos y estudiantes,  los obispos mexicanos reiteran que la única vía para ensanchar y responder a los desafíos de la civilización en este tiempo, es precisamente consolidar el “andamiaje educativo” que no es sólo escolar, sino social, empezando por el ámbito familiar y ampliándose hacia todas las comunidades de vida.

 

“Es urgente salir al encuentro, saber que el acontecimiento educativo es un momento de relación significativa para el aprendizaje, no el estudio abstracto y desencarnado de nociones y fórmulas”, afirma la CEM. Por ello, insisten en que en este tiempo de pandemia la clave está en el “acompañamiento”, que significa ayudar a  responder a los desafíos actuales como “aprender a vivir en casa”, la importancia del “cuidado de los demás” y  «modificar conductas» para que éstas sean más comprensivas de lo humano, más solidarias y constructivas.

 

Ante esta realidad, los obispos consideran  imprescindible “articular un regreso a la escuela, de manera híbrida, combinando – para quien así lo pueda y quiera – momentos de servicio escolar presencial, con alternativas semipresencial y otras totalmente virtuales, que vayan más allá de la TV y la radio”.

 

A la luz de las experiencias educativas que se están realizando en otros países, la CEM puntualiza la urgencia de acompañar el regreso de los estudiantes a un aprendizaje que también ofrezca claves para vivir a propia “realidad emergente”.

 

Conscientes de que «no habrá regreso a la normalidad escolar, en un corto plazo», los obispos llaman a promover otros espacios educativos, mucho más flexibles, cuidar a los maestros, para que ellos puedan cuidar a los niños, en plena comunión con las familias, directivos y la sociedad en general, especialmente en las comunidades más vulnerables.

 

“Organicémonos  como  sociedad,  con el fin de estrechar y vincular lo que es posible, lo que está cerca, aminorando todo riesgo. Organicemos encuentros pequeños, especialmente en las familias, escuelas, en cocheras, parques, atrios, iglesias, empresas, que acompañen y animen actividades educativas (formales y no formales). Impulsemos lo posible”,  exhorta la CEM.

 

 

 

Fuente: Vatican News 
 

 

 

 
Nota enviada por la periodista Teresita González a webmaster