Jue. Mar 28th, 2024

Santa Faustina ha sido conocida por su gran amor a Jesús de la Divina Misericordia y por la propagación de la devoción a Él, a partir de una serie de revelaciones y mensajes suyos que recibió desde 1931.

La misericordia de Dios ha estado siempre presente en nuestra historia, desde los primeros tiempos. En la creación misma, se ha visto cómo el amor de Dios hacia sus hijos es siempre de misericordia absoluta.

Estas son algunas de las revelaciones que nos relata en su diario:

«No habrá paz hasta que se vuelva con confianza a la Misericordia de Dios»

«La misericordia es un refugio para todas las almas… que nadie tema acercarse a Mí [Jesús], aunque sus pecados sean como escarlata»

«Mi Corazón desborda con gran Misericordia para las almas, y especialmente para los pobres pecadores»

«Si solo pudieran entender que yo soy el mejor de los Padres para ellos y que para ellos es que la Sangre y el Agua fluyeron de Mi Corazón como de una fuente llena de Misericordia».

Son muchísimas más, pero solo quiero que descubramos en ellas un tema especial: el amor incondicional de Dios. Sí, un amor que, sin importar cuantas veces le fallemos, nos alejemos, nos olvidemos… ahí sigue, fiel, constante.

La promesa más importante que nos hizo Jesús

Estaba Faustina orando en su habitación monacal cuando allí, en medio de su meditación, se le presentó Jesús y levantó una mano en señal de bendición, mientras que la otra tocaba su vestido. « Deseo que esta imagen se venere primero en tu capilla, y luego en todo el mundo. Y prometo que las almas que venerarán esta imagen no perecerán, y la victoria caerá sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente en la hora de su muerte. » Es Su misericordia el deseo de permitirnos vivir la salvación que planea para todos nosotros, es decir, permitirnos vivir en completa unión con Él en Su divina presencia.

También podemos ser misericordiosos

Podemos seguir el ejemplo de misericordia de nuestro Padre Celestial en nuestra relación con los demás. Quien vive en la misericordia, vive en la eternidad. El que aprende a amar y ser amado comprende que el único lenguaje que construye puentes y no muros es el amor simple, sencillo, humilde, desinteresado y real.


Fuente: Catholic link