Vie. Abr 19th, 2024

Hay muchas maneras de meditar, de establecer un diálogo fecundo, lleno de confianza, con Dios. Una manera sumamente hermosa consiste en meditar para conocer, para profundizar, en el gran amor que Dios me tiene.

 

De esa manera, el alma lee la Escritura, contempla una escena del Antiguo Testamento o del Evangelio, para hacer una experiencia íntima del mensaje católico: Dios es Amor. Ciertamente, también podremos, a través de nuestras oraciones, descubrir que tenemos que superar un defecto, reforzar una virtud, solucionar un problema en la familia, dejar a un lado actividades que dañan.

 

Pero vale mucho más cualquier experiencia de oración que nos haga tocar, sentir, experimentar, íntimamente, el Amor de mi Padre. La experiencia de saberme amado me dará fuerzas para corregir un defecto, para mejorar las relaciones en familia, para prepararse a una buena confesión.

 

Lo más importante en nuestra vida católica consiste en abrirse a un Amor que va más allá de todas nuestras expectativas, que destruye barreras, que permite la curación más urgente del alma.

 

 

 

Fuente: Catholic.net

Redacción: Natalia Monroy