Vie. Mar 29th, 2024

El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Esto lo dice Cristo y San Juan lo recoge para compartirlo y dar vida a todo el que lo lea y crea. No se trata de ideología, sino de la Palabra que da vida.

 

Anteponer el Espíritu a lo material y mundano conlleva que miles de políticos y líderes socio-culturales se rasguen las vestiduras. Equivale a entender de una manera carnal el ver sencillamente lo que el Salvador había dicho, sin elevar el pensamiento. Mas conviene no juzgar de este modo, sino ver todos los Misterios con los ojos del espíritu, lo que siempre debe entenderse en sentido espiritual. Y era carnal el dudar acerca de cómo podría darnos a comer su carne.

 

La Iglesia se reúne en torno a Cristo, pero no siempre comunica a Cristo con toda su extensión y profundidad. Hoy en día pensamos desde la carne y el mundo. Es decir, desde las condiciones de poder que nos imponemos a nosotros mismos, para ser aceptados por la sociedad. Las obras de misericordia son el fruto de una vida que ve más allá del mundo, de la sociedad.

 

Una vida que nos lleva a ver a Cristo en todo ser humano y por ello, le tratamos como deseamos ser tratados nosotros mismos. Por desgracia, atender a los hermanos desde el amor a Cristo, también se desecha en la sociedad que vivimos. Somos apestados y despreciados por vivir Esperanza y confianza en Cristo. Como dice San Juan Crisóstomo, se trata de «ver todos los Misterios con los ojos del espíritu, lo que siempre debe entenderse en sentido espiritual».

 

Por eso había tantas personas que se escandalizaban al escuchar a Cristo decir que era necesario «comer su carne y beber su sangre». Ritos que es necesario ajustar al mundo y a la sociedad actual.

 

 

Fuente: Religión en Libertad