Jue. Mar 28th, 2024

Volver a ser fuentes. Está muy mal visto ir contra corriente. En muchos ambientes simplemente se cancela a los que dicen cosas que van en contra de la tendencia o main stream. Por otro lado, da la impresión que todo lo que no rompe lo políticamente correcto es bueno y debe ser respetado porque es natural. Esa tendencia que dice que en realidad no hace falta luchar porque todo es natural y bueno. La vida del ser humano sobre la tierra es lucha.

  • Se requiere fortaleza para hacer el bien volver a ser fuentes

 

Es decir, capacidad de exigirse, de vencer la inclinación contraria al sufrimiento, al trabajo, a las dificultades, porque es verdad que nada serio puede hacerse en esta vida sin que cueste.

  • Cultivar las virtudes

 

Sabemos que nuestra tarea es la misma que Jesús encargó a sus discípulos, no nos faltarán dificultades, porque el comportarse de modo coherente, el cumplir la voluntad de Dios, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente, encontrará resistencia en nuestra libertad que ha sido debilitada por el pecado original y no está firmemente orientada hacia el bien. Por eso es importante crecer en fortaleza, para eso nos puede servir mucho el ayuno, como lo explica esta meditación que puedes escuchar aquí.

  • La bondad es parte

 

Servir a Dios muchas veces es costoso y exige ir contra corriente. Si nos fijamos en los hombres con los que Dios ha querido construir la Iglesia, vemos que no únicamente han sido buenos o bondadosos, sino que han tenido capacidad de exigirse, de sufrir. Resulta evidente que no a todos nos pide el Señor lo mismo, pero es verdad que sin un poco de esa fortaleza no seríamos capaces de llevar a cabo la misión que nos ha encomendado, ni de ganarnos el cielo, como explica esta meditación. La doctrina del Señor no ha sido nunca fácil.

  • Defender la fe con fortaleza

 

En la gran tradición ética cristiana, la prudencia, la templanza, la justicia y la fortaleza o ‘coraje’ han formado lo que se llama las virtudes cardinales. Son las virtudes más básicas de las que dependen todas las demás. Lewis, el coraje es muy necesario. «Fortaleza incluye ambos tipos de coraje, el tipo que enfrenta el peligro y el tipo que ‘aguanta’ el dolor».

 

Por supuesto, que no se puede practicar ninguna de las otras virtudes por mucho tiempo sin poner en juego la fortaleza. Debemos tener coraje en las venas para resistir las fuerzas seculares que empujan a la fe cristiana fuera de la sociedad, intentando reducirla a manifestaciones exclusivamente personales, limitadas a algunos momentos preciosos dentro de una sacristía. La valentía viene del coraje y está impulsada por la verdad, la verdad bíblico-teológica.

 

 

Fuente: Catholic Link 

Redacción: Natalia Monroy