Vie. Abr 19th, 2024

Una propuesta para orientar a aquellos que acompañan a los enfermos en su etapa final de vida. Radio María les quiere compartir los puntos del decálogo con algunos comentarios adicionales, esperando que puedan ser de mucha riqueza a la hora de tener la experiencia de estar cerca de una persona que viva esta etapa de su vida.

  1. Trátame como un ser humano hasta el momento de mi muerte

Este punto es la base, es la forma de aproximarnos a quien está vulnerable en sus momentos finales de vida.

Aunque por la condición de salud física se evidencia la limitación, la disminución en las capacidades y la dependencia de los demás, la persona enferma no tiene menos valor.

  1. Permíteme expresar mis propios sentimientos y emociones con respecto a la muerte

Con frecuencia sucede que el tema de la muerte no se menciona al enfermo. Es algo que no se conversa, pues se cree que es algo malo, negativo, que da miedo, que será motivo de mayor sufrimiento. Y que puede, incluso, traer depresión o mucha tristeza. Dada esta dignidad y valor, esta persona cuenta hasta el último momento. La libertad humana no es solo un derecho, sino un don de nuestra propia naturaleza.

  1. Permíteme participar, hasta donde yo pueda, en las decisiones que incumban mis cuidados

Ser libres no es solo la capacidad de “hacer lo que quiera”, además poder tomar decisiones sin condicionamientos, tras la consciencia de la realidad. Por ejemplo, saber que ante la enfermedad ya no hay oportunidades de tratamientos curativos. Ayudar a una persona en momentos de fragilidad es permitirle expresar cuáles son sus preferencias de cuidados, cómo desearía vivir el tiempo que haya por delante. No se trata como suele suceder que otros eligen por ellos, ya sean los médicos o la familia.

  1. No me dejen morir solo, sin mis seres queridos

Uno de los escenarios ideales para una muerte en paz y tranquila es aquel que permite la cercanía de la familia, los seres más queridos.

Ciertamente, esto alivia muchos de los sufrimientos propios de la enfermedad, como puede ser el sentirse solo, angustiado o con muchas incertidumbres.

No es lo mismo caminar por senderos complejos solos que en compañía de quienes nos pueden alivianar las cargas.

  1. Respondan mis preguntas con sinceridad, no me engañen

Se cree que no contar toda la verdad con respecto a la enfermedad y el pronóstico puede evitar sufrimiento. Pero con la pretensión de ayudar de esta manera, se puede ocasionar mayor dolor.

Pues las personas van sintiendo que las condiciones de salud no mejoran y se frustran porque no entienden todo lo que está pasando.

  1. Respeten mi individualidad y no me juzguen por mis pensamientos o decisiones

Ciertamente, no todos pensamos igual, no todos hemos tenido las mismas historias de vida, las mismas perspectivas, y estas diferencias no siempre son malas. Hay aspectos que son objetivos y cada uno no puede elaborar su propia verdad.

  1. Que las personas que me cuiden sean personas capaces y sensibles

Que su vocación sea la de ayudar a las personas a afrontar la muerte. No solo es necesaria la ciencia y los conocimientos para cuidar en estos momentos.

  1. Que quien me cuide al final de mi vida, lo haga como le gustaría que lo cuiden a él cuando llegue su momento

La medida es el amor, bajo la máxima de tratar al otro como quisiera ser tratado yo. Amar como quisiera ser yo amado, entregar con mucha generosidad.

  1. Que no precipiten deliberadamente mi muerte, pero que tampoco la prolonguen innecesariamente

Que me ayuden a no sufrir mientras llega la muerte. Una de las premisas de los cuidados paliativos es que reafirman el valor de la vida y respetan el ciclo natural de la vida y la muerte. Su práctica se distancia de lo que se conoce como eutanasia, que es acelerar la muerte y la obstinación terapéutica, que es tratar de prolongar la vida a costa de mayor sufrimiento. Quienes cuidan y acompañan han de comprender que cualquiera de estas dos posturas, que se alejan de la naturaleza de la vida, traen mayor sufrimiento.

  1. Que atiendan a mis seres queridos después de mi muerte para aliviar su pena

Uno de los aspectos valiosos de la medicina paliativa, es que ofrece alivio del sufrimiento también a las personas cercanas al enfermo, como lo son sus familiares y sus cuidadores.

Esto se realiza mientras la persona enferma está con vida y luego de su muerte se sigue velando porque la experiencia de duelo sea llevadera.


Fuente: Catholic Link