La historia de esta canción a la Virgen María
La historia atribuye esta hermosa oración a la autoría de Hermann von Reichenau (1054) o Hermann Contractus (Hermann el contrahecho), un monje benedictino que sufría de grandes discapacidades físicas, pero de una inteligencia y dones muy grandes.
«Salve Regina» brota de alguien que conocía el dolor físico y espiritual de cerca. Alguien muy consciente de su condición frágil y necesitada de la misericordia de Dios. En unas breves frases nos deja una oración para toda la vida y que perdurará en el tiempo:
«Dios te salve, reina y madre de misericordia
Vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que nos hagamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén»
Es impresionante cómo esta oración aunque tenga tantísimos siglos de historia nos permita hablar con tal vigencia e intensidad a nuestra Madre. «Salve Regina» es una oración de súplica, tan necesaria.
Cuántas veces olvidamos lo mucho que necesitamos suplicar por la intercesión de María. Nuestro paso por este mundo ciertamente es atravesar un valle de lágrimas. Y quién mejor que aquella que libremente nos adoptó al pie de la cruz para interceder por nosotros, sus hijos.
Fuente: catholic-link