El día de ayer, en el rezo del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro, el Papa aprovechó el evangelio del día para hablar sobre el miedo y el encerrarse en uno mismo. «Dos consejos del Señor, un regalo pascual», manifestó. Jesús les dice a las mujeres que no teman, y que fueran a comunicar a sus hermanos la nueva y que vayan a Galilea, pues «allí me verán». Y luego narra de cómo los ancianos del pueblo sobornaron a los soldados para que dijeran que los discípulos de Jesucristo habían robado el cuerpo del Señor mientras ellos dormían.
« ‘Yo -te dice Jesús- he probado la muerte por ti, he cargado sobre mí tu mal. No temas», expresó Francisco.
Para anunciar a Jesús hay solo que desearlo y hacerlo
« Porque la alegría de la Pascua no es para guardarla para uno mismo. La alegría de Cristo se fortalece al darla, se multiplica al compartirla. Si nos abrimos y llevamos el Evangelio, nuestro corazón se expande y supera el miedo. » Sobre el soborno de los ancianos del pueblo, el Papa lo calificó como un contra-anuncio, un anuncio que proviene del mal.
«Y pongamos nuestra opacidad ante la luz de Jesús resucitado – manifestó Francisco. Él quiere sacar a la luz las cosas ocultas, hacernos testigos transparentes y luminosos de la alegría del Evangelio, de la verdad que nos hace libres».
Redacción: Natalia Monroy