Jue. Abr 25th, 2024

Entre los siglos XIV y XVI la cristiandad se vio amenazada por los turcos del imperio otomano, que dominaban Tierra Santa, Oriente Medio, Constantinopla, Grecia, Albania, África del Norte y la Península. Muchas diócesis desaparecieron y muchos mártires derramaron su sangre. Los musulmanes controlaban el mar mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana, mientras los monarcas de este territorio se mantenían divididos y parecían no darse cuenta.

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Esto preocupa al Papa, Pío V, quien convoca el 17 de septiembre de 1569 a los cristianos, para rezar el santo rosario por el problema inminente.

 Al fin, en 1571 se ratificó una alianza, y la responsabilidad de defender a Europa y a la cristiandad cayó en manos de Felipe II. Pío V, convencido por el poder del santo rosario, pide a toda la cristiandad que lo rece en particular para entonces, y que ayune, suplicando a la Santísima Virgen su auxilio.

Poco antes del amanecer del 7 de octubre de 1571, la Liga Cristiana encontró a la flota turca anclada en el golfo de Corintio, cerca de Lepanto. Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el Santo rosario con devoción, acompañados de cristianos de todo el mundo que desde sus hogares se unían en el rezo del Santo Rosario, y cuando Don Juan de Austria, héroe del ejército español, dio la señal de batalla, los soldados cayeron de rodillas en oración, hasta aproximarse las flotas.

 Los turcos contaban con la flota más grande del mundo, tenían todo a su favor, mientras que las tropas cristianas tenían el viento en contra y veían sus movimientos dificultados por las rocas, pero en la bandera de la nave capitana de la escuadra cristiana, ondeaban la Santa Cruz y el Santo Rosario. Al final del día, Juan de Austria cantó victoria, y el papa Pío V salió de su capilla y anunció eso que se ratificó semanas más tarde: los cristianos lograron una victoria milagrosa que cambió el curso de la historia. Con este triunfo, se reforzó intensamente la devoción al Santo Rosario.

 En conmemoración a esto, el Papa Pío V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, para el primer domingo de octubre. A las letanías de nuestra señora, añadió “auxilio de los cristianos” y definió la forma tradicional del rosario.

En 1573, el papa Gregorio XIII le cambió el nombre a la fiesta, por el de Nuestra Señora del Rosario. El papa Clemente XI extendió la fiesta del santo rosario a toda la iglesia de Occidente. El papa Benedicto XIII la introdujo en el Breviario romano y Pío X la fijó en 7 de octubre. A día de hoy, la virgen del Rosario es la patrona de las batallas.

Batalla de Lepanto, el zarpazo a los turcos

La Batalla de Lepanto fue un combate naval que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, frente a la ciudad de Naupacto, en Grecia, donde se enfrentaron la armada del Imperio otomano contra la de una coalición cristiana, llamada Liga Santa.

La batalla reunió a 211 galeras, seis galeazas cristianas contra 208 galeras, 66 galeotes y fustas otomanas. En suma, cien mil hombres aproximadamente combatieron en cada frente. No en vano, las pérdidas turcas fueron altísimas con 205 galeras hundidas o capturadas, 30.000 bajas y 8.000 prisioneros. La victoria cristiana permitió alejar la nítida amenaza de que los turcos, en confabulación con los moriscos españoles, pudieran asestar un zarpazo sobre la propia península Ibérica.

 
Fuente: Infovaticana y Abc.es

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