Vie. Abr 19th, 2024

El Cardenal Gintaras Grusas, Arzobispo de Vilna (Lituania), , expreso que su país tiene un “gran mensaje” para el mundo, pues su capital Vilna fue testigo de uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia católica del siglo XX: la revelación de la Divina Misericordia a Santa Faustina Kowalska.

 

Desde 1931 la religiosa polaca Santa Faustina recibió por medio de visiones una serie de mensajes de Jesús sobre la devoción a la Divina Misericordia, que luego escribió en su diario de más de 600 páginas. En una de sus revelaciones, Cristo le pidió que se pintara su retrato para difundir su Divina Misericordia y a través de ella, conceder gracias al mundo necesitado del amor de Dios.

 

Si bien el retrato más difundido es el tercero que se pintó, la ciudad de Vilna custodia en el Santuario de la Divina Misericordia la imagen original, que es la única que vio Santa Faustina antes de su muerte a la edad de 33 años en 1938.

 

Lituania es un país con 2,8 millones de habitantes, limita con Letonia, Bielorrusia, Polonia y el enclave ruso de Kaliningrado. Alrededor de dos millones de lituanos son católicos.

 

El Cardenal Grusas, nacido en Estados Unidos en una familia de origen lituano, dijo que durante la pandemia los actos de misericordia de los fieles en Lituania han fortalecido la misión evangelizadora de la Iglesia.

 

“Como obispo me complace mucho la gran cantidad de personas que se han ofrecido como voluntarias para ayudar a otros. Los actos de misericordia realmente han encontrado nuevas raíces. Eso también ha servido para fortalecer a la Iglesia en su misión”, dijo.

 

Los retos de la evangelización en Lituania

 

El Purpurado es consciente que la evangelización en el país presenta aún muchos retos, como por ejemplo la asistencia a Misa. El Pew Research Center señaló en 2018 que si bien Lituania es 74% católica, solo el 10% de los católicos asiste a Misa semanalmente.

 

El Cardenal Grusas explicó que este problema se debe a diversos factores territoriales como la temporada del año y la región, pero también a aspectos históricos e ideológicos.

 

«Vilna es en gran medida una ciudad universitaria”, dijo. “Tenemos una población de alrededor de 550 mil personas. Solo un poco menos del 20% de ellos están afiliados a colegios y universidades, ya sean estudiantes o profesores. Así que tenemos un poco más de asistencia aquí en la ciudad”, dijo.

 

No obstante, las cifras actuales de asistencia a Misa son rezagos de la época soviética, cuando la gente estaba obligada a trabajar los domingos. Para asistir a la iglesia sin incurrir en sanciones, los católicos a veces tenían que viajar a una ciudad diferente donde no eran identificados, dijo.

 

Al igual que los católicos en Polonia, los fieles lituanos ofrecieron una heroica resistencia al comunismo. “La Iglesia ha estado a la vanguardia de la resistencia en la era soviética, y ese papel de la Iglesia en la historia de Lituania es muy profundo”, dijo.

 

El Prelado dijo que “‘el área alrededor de la ciudad [de Vilna] está ahora en la ‘zona negra’”. Esto significa que la tasa de 14 días de nuevos casos de coronavirus allí supera los 500 casos por cada 100 mil personas y el porcentaje de pruebas positivas supera el 10 por ciento.

 

Además, señaló que en diciembre los obispos de Lituania “determinaron que si el número supera los 500 [casos], los servicios [religiosos] se realizarán sin la comunidad, sin la gente”, dijo.

 

No obstante, dijo que lograron que “se celebre el sacramento de la Reconciliación y que la Comunión pueda recibirse todo el día por cualquiera que vaya y la pida. Además, los sacerdotes brindan consejo y se reúnen con la gente”.

 

Ante el aumento de casos de COVID-19, el Cardenal Grusas dijo que al menos durante la Pascua, en cuatro condados de su Arquidiócesis no habrá servicios religiosos públicos, pero que en otros cuatro condados la Misa continúa con una asistencia limitada según el tamaño de la iglesia.

 

 

El Purpurado dijo que es demasiado pronto para juzgar si la crisis del COVID-19 dejará a la Iglesia local más fuerte o más débil; pero señaló que “para las personas que pierden el hábito de asistir a Misa, les llevará algún tiempo volver a hacerlo”.

 

No obstante, señaló que existen “muchísimas opciones que hacen a la Iglesia en Lituania mucho más fuerte, porque en la crisis, la gente tiene un anhelo por lo espiritual y también por la comunidad, por la oración y la asistencia [a la iglesia]”, dijo.

 

“También desde la perspectiva eclesial, estoy muy satisfecho con varias cosas que ha sacado a relucir la situación del coronavirus. La creatividad pastoral acaba de florecer. Nuestros sacerdotes y religiosos están encontrando nuevas formas de llegar a las personas, especialmente durante la cuarentena”, afirmó.

 

En ese sentido, el Cardenal Grusas dijo que este impacto positivo “se traducirá en nuevas formas de llegar a las personas una vez que hayamos superado la crisis y la cuarentena”.

 

Para el Purpurado, el mayor desafío en Lituania en la actualidad es “probablemente el orden para una nueva evangelización”; es decir, “lograr que las personas se abran realmente y vivan su fe, y la capacidad de alcanzarlos” en medio de un contexto ideológico amenazante.

 

“Si una ideología había oprimido a Lituania durante los 50 años del comunismo, ahora sentimos mucho la llegada de una segunda ideología que afecta la forma en que las personas se ven a sí mismas, ven su comunidad, ven sus vidas”, afirmó.

 

“Podemos llamarlo con varios nombres, pero es la ideología de la UE [Unión Europea] occidental. Así que son temas como la Convención de Estambul, los temas de género…”, agregó.

 

El Cardenal Grusas también se refirió al problema del aborto. “Tenemos un gran número de abortos, que también es un remanente de la época soviética. Mucha gente no sabe que el sistema soviético básicamente utilizaba el aborto como el principal medio de control de la natalidad. Entonces, hay muchas mujeres que han sufrido abortos, con todas las repercusiones de eso”, dijo.

 

Por ello, dijo que el objetivo de la Iglesia es ayudar a las personas en Lituania a “poder volver a escuchar a Dios”, especialmente en medio del ruido creado por las nuevas tecnologías.

 

Al respecto, llamó a los católicos que quieren ayudar a la Iglesia lituana a avanzar en su misión evangelizadora, a comenzar orando por su país.

 

Lituania: país católico de histórica resistencia al comunismo

 

El Purpurado dijo que los que visiten Vilna quedarían impresionados por la cultura católica de la ciudad, especialmente en su parte antigua, donde había 40 iglesias antes del advenimiento del comunismo en la década de 1940.

 

Señaló que detrás de la catedral “hay una colina que tiene tres cruces blancas muy grandes”, que “fueron colocadas para marcar el lugar del martirio de los franciscanos, […] los primeros que llegaron como misioneros”, dijo y explicó que “las tres cruces fueron retiradas por el gobierno comunista desde el principio, pero fueron reconstruidas”.

 

El Purpurado relató que luego de fundarse la moderna República de Lituania en 1918, se celebraron elecciones para la Asamblea Constituyente de Lituania.

 

Dijo que una proporción significativa de los miembros de la asamblea parlamentaria, que duró un tiempo breve, eran sacerdotes católicos. Explicó que este precedente llevó a los obispos del país a especificar que los sacerdotes no podían postularse para las elecciones, cuando el país reclamó su independencia en 1990.

 

El Purpurado recordó que cuando Moscú intentó reafirmar su autoridad en 1991, dos parlamentarios tomaron en secreto la copia original firmada de la Ley de restablecimiento del Estado de Lituania y se la confiaron al Arzobispo Emérito de Kaunas, Cardenal Vincentas Sladkevicius.

 

La historia de los católicos en Lituania se vio afectada por la persecución religiosa, un aspecto que hasta hoy es recordado en sus monumentos históricos.

 

“Sé que el Papa Francisco durante su visita [en 2018] se sintió muy conmovido por el museo de la KGB, que era la antigua prisión de la KGB [agencia principal de policía secreta de la Unión Soviética]. Tuvimos sacerdotes y obispos que fueron interrogados y detenidos allí. Uno de nuestros obispos fue ejecutado allí”, señaló el Purpurado.

 

“Y luego está la Colina de las Cruces en las afueras de Siauliai. Ese lugar también es impresionante”, agregó.

 

Este histórico lugar, ubicado cerca de la ciudad de Siauliai, al norte de Lituania, simboliza la resistencia y la fe católica de los lituanos. Si bien su origen se remonta al siglo XIX, es recordado porque durante la ocupación soviética los peregrinos fueron perseguidos e incluso castigados.

 

Este “testifica el respeto y la fidelidad del sacrificio de la cruz, a través de la cual Cristo salvó a la gente de todos los tiempos y generaciones”, señala su sitio web oficial. Se estima que allí se encuentran más de 100 mil cruces y hay varias imágenes de la Virgen María, así como rosarios.

 

El Papa Juan Pablo II visitó la Colina de las Cruces durante su viaje a Lituania el 7 de septiembre de 1993. Ello volvió famoso este lugar en todo el mundo católico, lo que llevó a un aumento significativo de la asistencia de peregrinos y turistas.

 

“Hay algunos lugares aquí que son bastante únicos”, dijo Mons. Gruses, y animó a los fieles a visitar su nación cuando se permitan nuevamente los viajes internacionales, explicando que de ese modo también se puede ayudar a mantener la misión evangelizadora en el país.

 

Finalmente, animó a los católicos a apoyar a la Iglesia en Lituania a través de una organización sin fines de lucro con sede en Nueva York llamada Ayuda Religiosa Católica Lituana, de la cual el Purpurado forma parte.

 

 

 

Fuente: Aciprensa